Se trata de dos obras del pintor barroco Felipe Diricksen colgados actualmente en el Parador de Almagro y que un comando franquista expolió a Claudio Sánchez-Albornoz, presidente de la Segunda República en el exilio
Hemeroteca - No será “de oficio”: Sánchez-Albornoz tendrá que solicitar a Paradores los cuadros que el franquismo robó a su padre
El historiador Nicolás Sánchez-Albornoz, de 98 años, hijo del político y presidente de la Segunda República en el exilio, Claudio Sánchez-Albornoz, ha realizado ya una petición formal para exigir la devolución de los dos cuadros que un comando franquista expolió a su padre tras la contienda. La dictadura los entregó al Parador de Almagro (Ciudad Real), donde actualmente están colgados.
Según confirman a elDiarioclm.es fuentes del Instituto de Turismo de España (Turespaña), gestor de Paradores de Turismo, la familia Sánchez-Albornoz ha cursado una solicitud para la devolución de las dos obras. Actualmente ese expediente está siendo evaluado y estudiado “en detalle” antes de proceder a su resolución.
Aunque la familia Sánchez-Albornoz había tenido conocimiento de que los cuadros del político exiliado se encontraban en el Parador de Almagro, Turespaña avanzó a este periódico que no actuaría “de oficio”. Es decir, que debía ser el propio historiador quien, como legítimo propietario, tomara la iniciatira para recuperarlos.
Los dos cuadros están atribuidos al pintor barroco Felipe Diricksen (San Lorenzo de El Escorial, 1590-Madrid, 1679). Los protagonistas son una dama y un caballero, fechados en los años cuarenta del siglo XVII, con el arte del retrato revolucionado tras la llegada de Velázquez a la corte de Felipe IV, en Madrid.
Una de las pinturas de Diricksen decora una pared de uno de los pasillos del antiguo convento franciscano de Almagro transformado en hotel y la otra preside uno de los salones que se alquilan. Según adelantó elDiario.es, estos dos lienzos de casi dos metros de altura los recuerda el historiador adornando el despacho de su padre, Claudio Sánchez-Albornoz (1893-1984), también historiador y presidente de la Segunda República en el exilio.
Tras hacerse pública la ubicación de ambos cuadros, el senador de Compromís Carles Mulet requirió información al Gobierno hace dos años. Le preguntó sobre las medidas para “retornar a sus legítimos propietarios todos los bienes incautados por el franquismo”.
El Ejecutivo de Pedro Sánchez respondió entonces que Paradores de Turismo no tenía constancia de ninguna reclamación administrativa en la que se solicitara restituir las dos piezas de la colección artística, siendo Turespaña “el titular de dichas obras”.
Ante esta infructuosa respuesta por escrito del Gobierno, el senador insistió al Ejecutivo. Preguntó si Turespaña había realizado algún trámite al respecto o si la Administración General del Estado conocía la reclamación de la familia. En este caso, el Gobierno dio un paso más allá al afirmar que los cuadros “podrían identificarse” con los dos pertenecientes a Claudio Sánchez-Albornoz que se encuentran ubicados en el Parador de Almagro.
Esgrimía así que el el artículo 31 de la Ley de Memoria Democrática dedicado a las reparaciones, recoge las incautaciones de bienes y sanciones económicas y el derecho al resarcimiento de los bienes incautados. Precisamente, ahí se establece que será la Administración General del Estado la que realizará las acciones necesarias de investigación de las incautaciones producidas por razones políticas.
Pero a renglón seguido, argumentaba que los posibles interesados tendrían que dirigirse oficialmente a Turespaña explicando su interés y acreditando la propiedad de los cuadros por parte de su padre, la incautación de los mismos y su condición de heredero de todos los bienes de su ascendiente. Es decir, lo dejaba en manos de la familia. Ahora, esa solicitud se ha cursado formalmente y la familia reclama formalmente los cuadros expoliados.
El senador Carles Mulet denunció entonces que el hecho de que sean las propias familias o, en otros casos, los ayuntamientos o asociaciones, quienes inicien las peticiones, provoca que se lleven a cabo procesos “sin garantías”. “Al no actuar de oficio, denota una falta total de compromiso con determinadas cuestiones relacionadas con la memoria democrática”, subrayaba Mulet.
Además, en el caso de los cuadros colgados en el Parador de Almagro, tampoco existe una ley castellanomanchega de memoria que garantice su devolución a la familia, como sí hay en otras comunidades autónomas.
La vida del padre de Sánchez-Albornoz ha sido objeto de adaptaciones cinematográficas, porque tras regresar del exilio en 1940 con sus hermanas a España fue condenado a trabajos forzados en Cuelgamuros, acusado de participar en la Fundación Universitaria Escolar (FUE). Su fuga del Valle de los Caídos fue reconstruida por Fernando Colomo en 'Los años bárbaros' (1998). Luego llegó la democracia, el final del exilio y la falta de información. No sabían dónde estaban sus bienes robados.
Estos dos cuadros no son la única polémica relacionada con la memoria democrática en Almagro. También a iniciativa del senador Carles Mulet, el Ayuntamiento de esta localidad inició los trámites para quitar el gran escudo franquista que aparecía en una composición cerámica que se realizó para conmemorar el Corral de Comedias como monumento histórico-artístico en 1955.