Mi amor por la fiesta de los toros, mi admiración por los toreros, mi respeto a los ganaderos y mi pasión por el toro bravo, han guiado siempre mi carrera en comunicación en distintos medios como la revista Matador, cuya primara edición fue en 1995 y a la fecha son más de 100 ediciones. Mi participación en Toros Sol y Sombra, en canal Once, por prácticamente diez años, donde revitalicé, junto con Heriberto Murrieta, el legendario programa de Toros y Toreros, que durante 40 años mantuvo el Lic. Julio Téllez al aire y que por terrible censura salió de la programación hace un par de años. Las casi 500 editoriales (esta es la entrega número 492) en este periódico desde 2015, el mejor de México. Mi participación como analista y comentarista en las transmisiones de televisión de las corridas de la Plaza México desde 2016. Tiempo de Toros es el espacio televisivo, de esta casa, que tengo el honor de dirigir hace 7 años. Con la edición desde diciembre de 2019, junto con el fotógrafo sevillano Joaquín Arjona de la revista Tauro, edición trimestral de la que acabamos de publicar el número 19. Además de libros como la joya editorial taurina, OLE y más recientemente la edición de Pintar Toreando, del gran Jazzamoart, más otros proyectos, así como haber sido empresario con Promotoro y Empretauro en distintas plazas y ferias; a ser siempre positivo, ver el vaso medio lleno, a no cesar en trabajar para defender esta maravillosa cultura, promover la libertad y vivir con pasión la tauromaquia.
Dicho lo cual, y ofrezco disculpas por el currículo, lo hago con la intención de asegurar que llevo un rato en el medio y que nunca, NUNCA, he sido testigo de una crisis novilleril tan profunda como la que está siendo evidente en la Plaza México.
Dar novilladas es deficitario, las empresas pierden dinero, pero su obligación moral es darlas para generar toreros que en un futuro se conviertan en matadores y lleven gente a los tendidos para que el negocio taurino prospere.
Valorando este esfuerzo, el público asiste, no en el número deseado, siempre queremos más, el nuevo horario lo encuentro ideal, domingos 13 horas, evitando la lluvia y brindando la tarde libre a las familias. Los precios son más que accesibles, ambiente familiar y un público de dulce.
¿Qué ha pasado? Nada. Se han cortado algunas orejas, ninguna de peso. Hemos visto un desfile de novilleros patético, flojo, sin hambre ni ambición. Con miles de pretextos por delante. Salvo la novillada de Barralva, en el resto han salido novillos con opciones de triunfo y se han ido inéditos al destazadero.
Nadie pretende que los novilleros muestren el oficio y madurez de los matadores consumados, ni de los toreros que le ven la cara al toro dos veces por semana, lo único que merecemos es verles el hambre de ser, de vibrar con estar frente a un novillo en el máximo coso de América.
Están ustedes toreros faltando el respeto a la historia de la tauromaquia. Ofenden a quienes han derramado su sangre y dejado su vida en ese ruedo. Novilleros como los tres Mosqueteros, Manolo Martínez, Eloy Cavazos, Antonio Lomelín, Curro Rivera, Jorge Gutiérrez, los Armilla, los Sánchez, los Silveti, los Calesero, los Capetillo, el Pana, César Pastor, Manolo Sánchez, Valente Arellano, Manolo Mejía, Ernesto Belmont, David Liceaga, José Alonso, Arturo Gilio, Mario del Olmo, Zotoluco, Ricardo Montaño, Federico Pizarro, el Conde, Leonardo Benítez, Bernardo Rentería, Arturo Saldívar, el Payo, Mario Aguilar y muchos otros se presentaron en La México sin estar cuajados, ni con el oficio necesario, pero demostraron ganas, valor y entrega. Ninguno salió en plan maestro, sin garbo ni torería. Unos llegaron más alto que otros, muchos otros no llegaron, pero dejaron el alma en el ruedo.
Ser torero es la profesión más difícil del mundo. Se necesita una vocación a prueba de fuego, valor y estar dispuesto a todo, a morir si es necesario.
De los novilleros que han actuado hasta ahora, en mi opinión solo tres tienen un posible futuro, no es cuestión de dar nombres, ustedes saben quiénes son. Quedan cinco novilladas y dos de triunfadores. Espabilen toreros, honren el traje de luces, intenten convertirse en el ídolo que la afición desea y del que estamos ávidos. No reclamen falta de oportunidades, estando así no hay quien dé novilladas.
Han faltado el respeto a los ganaderos que hace cinco años hicieron los empadres, cuidaron a los becerros, les vacunaron, alimentaron y mimaron hasta llegar a la plaza para que ustedes no tengan el mínimo escrúpulo de quedarse quietos, mínimo.
Respondan esta pregunta: ¿quieren torear o ser toreros? Si no comprenden la pregunta nada tienen que hacer. Si la comprenden, vivan con pasión su presente, vivan en torero, entrenen mañana y tarde. Vean videos, hoy con la tecnología pueden ver faenas de todos los toreros en distintas épocas, lean, escuchen hablar de toros, acérquense a taurinos buenos, déjense de la coba y honren el vestido de luces.
Esto no solo aplica para La México, difícilmente se animará Arroyo a dar novilladas si ninguno espabila, lo mismo que otras empresas. La Fiesta sí puede morir por falta de toreros, no por los ridículos antitaurinos.
El viernes a las 8 pm en el Palacio del Arte de Morelia se dará una novillada con seis toreros, valoren el esfuerzo de los Ángeles Taurinos.
Ahora, viendo el vaso medio lleno, se vienen ferias importantes, San Luis Potosí, Huamantla y Pachuca. Que los toros embistan y estén bien presentados, que la gente asista y los toreros se arrimen, de lo contrario seguiremos cavando nuestra propia tumba.