GAZA, agosto 5.— Las fuerzas israelíes mataron el domingo a decenas de palestinos desplazados, en su mayoría niños, con ataques contra dos escuelas administradas por las Naciones Unidas en la Franja de Gaza, mientras los diplomáticos de la región trabajaban para evitar que estalle una guerra total tras el reciente asesinato del líder político de Hamás, Ismail Haniyeh.
Al Jazeera informó que el 80 por ciento de las aproximadamente 30 personas que murieron en los ataques israelíes contra dos escuelas en la ciudad de Gaza eran niños. Los ataques se produjeron poco después de que el ejército israelí bombardeara un complejo hospitalario en el centro de Gaza, matando al menos a cinco personas.
«Esto ya supera el horror», escribió David Shoebridge, senador australiano, en respuesta a los ataques a escuelas convertidas en refugios.
Tareq Abu Azzoum, de Al Jazeera, señaló que este lunes los equipos de rescate todavía estaban buscando sobrevivientes entre los escombros de las dos escuelas, pues «al menos 16 palestinos siguen desaparecidos, incluidos niños, entre los restos de estas áreas que fueron atacadas por Israel sin previo aviso.
«Los equipos de defensa civil han estado usando solo sus propias manos para buscar sobrevivientes. Han estado diciendo que a veces el proceso para recuperar y sacar a las víctimas puede llevar días simplemente porque no hay suficiente combustible para operar la gran mayoría de las topadoras, y por los ataques israelíes a las excavadoras en las instalaciones municipales, utilizadas en los primeros meses de la guerra para rescatar a las víctimas.
«La guerra de meses de Israel en la Franja de Gaza ha devastado a los niños del territorio, matando a más de 14 000, hiriendo a más de 12 000 y dejando a más de 20 000 desaparecidos».
El costo físico se ha visto agravado por daños sicológicos. Becky Platt, una enfermera pediátrica británica que recientemente regresó de Gaza después de un período en un hospital de campaña allí, escribió el lunes que «la angustia sicológica que presencié entre niños y jóvenes no se parece a nada que haya visto antes.
«Es muy fácil sentirse abrumado por las cifras cuando vemos las noticias o leemos sobre lo que está sucediendo en Gaza», continuó Platt. «Recuerden que cada uno de esos números es una persona, un niño que ha sido cambiado para siempre por lo que pasó. Luego multiplique a ese niño por miles. Ese es el trabajo que hay que hacer».
Los ataques de Israel se produjeron después de que una ronda de conversaciones de alto el fuego en El Cairo concluyera sin un acuerdo para poner fin a la agresión sionista a Gaza. Los críticos, incluidos algunos funcionarios israelíes, creen que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, está saboteando activamente las conversaciones de alto el fuego en un intento por permanecer en el poder, apuntó un artículo en commondreams.org.
Axios informó el domingo que «los funcionarios israelíes y las familias de los rehenes están preocupados. Netanyahu, quien recientemente endureció
sus demandas y presentó nuevas condiciones para un acuerdo de alto el fuego y rehenes, envió la delegación (a El Cairo)solo para crear una apariencia de negociaciones para aliviar a algunos de la presión del presidente Joe Biden, quien ha pedido un alto el fuego sin dejar de brindar apoyo militar a la guerra en Gaza.
Tras el asesinato de Haniyeh, el secretario de Estado, Antony Blinken, dijo a las naciones del G7 el domingo que la respuesta militar de Irán podría comenzar el lunes. A fines de la semana pasada, el Pentágono anunció que «desplegaría aviones de combate y buques de guerra de la Armada adicionales en el Medio Oriente», mientras los legisladores y activistas contra la guerra advertían sobre la profundización de las políticas estadounidenses.
«Los estadounidenses no quieren librar otra guerra en el Medio Oriente», dijo la semana pasada Jamal Abdi, presidente del Consejo Nacional Iraní Estadounidense, «y el camino para salir de la inimaginable muerte y destrucción en Gaza que amenaza con engullir la región es mediante un alto el fuego», lo citó Common Dreams.
