Una profunda ola de ansiedad se apoderó ayer de los mercados financieros globales. Las acciones cayeron en Estados Unidos y en todo el mundo mientras los inversores reaccionaban ante señales preocupantes sobre una posible desaceleración de la economía estadounidense.
La caída prolongó una ola de ventas que había comenzado el viernes, tras la publicación de un informe de empleo en Estados Unidos que mostraba el nivel más alto de desempleo en casi tres años. Esto exacerbó los temores de que la economía más grande del mundo pudiera estar encaminándose hacia un crecimiento más lento.
En Wall Street, el índice S&P 500 registró una caída del 3%, marcando su peor jornada desde septiembre de 2022. En Japón, el índice Nikkei 225 se desplomó un 12,4%, su mayor caída diaria registrada. En el Reino Unido, el FTSE 100 sufrió su peor día desde julio de 2023, con una caída superior al 2%.
Diversos factores contribuyeron a esta caída. Entre ellos, las preocupaciones de que las acciones tecnológicas habían subido demasiado rápido y la apreciación del yen, que podría perjudicar las perspectivas de las empresas japonesas. En Estados Unidos, algunos analistas cuestionaron si la Reserva Federal había esperado demasiado antes de reducir las tasas de interés.
«Los mercados están un poco fuera de control,» comentó Andrew Brenner, jefe de renta fija internacional en National Alliance Securities. «Esto es pánico total. No es real, pero es doloroso y podría durar algunas semanas.»
Las señales de una desaceleración de la economía estadounidense sembraron pánico entre los inversores el lunes, convirtiendo una ola de ventas en una caída global. En las primeras operaciones del lunes, el S&P 500 cayó más del 4% y el Nasdaq, con gran presencia tecnológica, se desplomó casi un 6%.
Algunos inversores interpretaron la liquidación como una señal de que la economía corría el riesgo de entrar en recesión, mientras que otros la vieron como un repliegue de las apuestas excesivas en acciones tecnológicas y de inteligencia artificial. Estas fluctuaciones se dieron en un contexto de volúmenes de negociación reducidos, típicos del verano, que pueden provocar oscilaciones abruptas y graves en los precios.
Panorama en Asia, Europa, y la FED de EE.UU.
En Asia, Europa y las Américas, las bolsas se desplomaron, con pocos sectores salvándose del vendaval. Los movimientos fueron un brusco revés para los principales mercados bursátiles, que habían alcanzado nuevas alturas el año pasado, impulsados por el optimismo sobre el enfriamiento de la inflación y mercados laborales sólidos.
En Japón, el índice Nikkei 225 cayó un 12,4%, afectado tanto por temores económicos como por el fortalecimiento del yen. Fue la mayor caída diaria desde el desplome del Lunes Negro en octubre de 1987. En Europa, el índice Pan-European Stoxx cayó alrededor de un 3%, con descensos en todos los principales mercados del continente.
Goldman Sachs, en una nota, mencionó que ahora espera que la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) recorte las tasas en sus próximas tres reuniones (septiembre, noviembre y diciembre), un cronograma más agresivo de lo previsto inicialmente. Los analistas de Goldman incrementaron su pronóstico de probabilidad de una recesión en Estados Unidos en los próximos 12 meses al 25%, desde el 15% anterior.
Las acciones tecnológicas sufrieron especialmente. En Asia, los gigantes de los chips, Samsung Electronics y Taiwan Semiconductor Manufacturing Company, cayeron un 10% cada uno.
En Europa, los fabricantes de semiconductores como ASML y STMicroelectronics también registraron caídas significativas. En Estados Unidos, los futuros de Nvidia e Intel bajaron.
Bitcoin, la criptomoneda más grande, se desplomó más del 10%, reflejando la ansiedad de los inversores.
Jordi Basco Carrera, principal estratega de inversiones de Allianz en Múnich, indicó que los inversores estaban nerviosos debido a la racha récord del mercado de valores en Estados Unidos, exacerbando el nerviosismo general. «En la mente de cada inversor está la pregunta ‘¿Cuánto puede durar esto?'»
Jesper Koll, director de la firma de servicios financieros Monex Group, comentó que el deterioro de las perspectivas económicas de Estados Unidos es reflejo de la reacción del mercado. «Fue un estornudo en Nueva York lo que provocó la neumonía japonesa», dijo Koll, destacando que el yen más fuerte afectaría las ganancias corporativas de Japón.
En Uruguay, el mercado bursátil es limitado, pero las turbulencias financieras se reflejaron en el valor del dólar, que subió un 0,43% para negociarse en promedio a $40,631. Este comportamiento del dólar también se observó en Brasil, afectando al mercado local.
Las cotizaciones son las del Banco República (BROU), según consta en su página web.