Con la llegada de agosto, el verano avanza y el calor se hace más presente. Este cambio estacional nos recuerda que es el momento ideal para comenzar a ajustar nuestras dietas y hábitos alimenticios con el fin de bajar esos kilos de más.
Una opción que ganó popularidad es la dieta del metabolismo acelerado, una propuesta de la nutricionista Haylie Pomroy. Esta dieta promete ayudar a perder hasta 10 kilos en tan solo 28 días.
Este régimen capturo la atención de diversas figuras públicas, entre ellas Jennifer Lopez y Gwyneth Paltrow, quienes la integraron a sus rutinas para mejorar su bienestar y figura.
Pomroy diseñó esta dieta con el objetivo de estimular el metabolismo mediante una estrategia alimentaria que evita el conteo estricto de calorías.
En lugar de eso, promueve comer con regularidad y en porciones adecuadas para evitar el hambre, ya que mantener el metabolismo activo es clave para una pérdida de peso efectiva.
La dieta del metabolismo acelerado se estructura en tres fases semanales, cada una con un enfoque específico para promover la quema de grasa y mejorar la composición corporal. A continuación, se detallan las características de cada fase:
En los primeros dos días, la dieta se centra en reducir el estrés y calmar las glándulas suprarrenales.
Durante esta fase, se recomienda el consumo de carbohidratos saludables como frutas, granos enteros (como arroz integral, avena y quinoa) y proteínas magras (pollo, pavo y pescado).
Los alimentos prohibidos en esta etapa incluyen productos lácteos y azúcares refinados.
La segunda fase está diseñada para movilizar la grasa acumulada y promover el desarrollo de masa muscular magra.
Aquí, se debe incrementar el consumo de proteínas y vegetales. Se aconseja incluir proteínas magras como la ternera, pescado y claras de huevo, así como vegetales verdes como espinacas, brócoli y col rizada.
Se deben evitar frutas, granos enteros, azúcares y grasas durante estos días.
En la fase final, el objetivo es quemar la grasa movilizada y mantener un equilibrio nutricional. Esta etapa incluye el consumo de grasas saludables, carbohidratos complejos y proteínas magras para lograr una alimentación equilibrada.
Se recomienda incorporar paltas, aceite de oliva, frutos secos, quinoa, arroz integral, y carnes como pollo y pescado, junto con frutas y verduras. Los alimentos que deben ser evitados son los azúcares refinados y los productos procesados.