La selección de Santi Denia luchará el viernes por el oro en la segunda final consecutiva para España
España volverá a luchar por el oro olímpico. Con una demostración de madurez y de fortaleza mental la selección que dirige Santi Denia encontró un sitio en la final del viernes. Aunque no fue sencillo. Los españoles tuvieron que remontar el gol de penalti de Rahimi en la primera mitad y lo hicieron, como es costumbre, subidos a la espalda de Fermín. Marcó el primero el centrocampista del Barcelona y dio el pase a Juanlu para el segundo viendo el camino libre que tenía por delante el lateral.
Era el premio al esfuerzo de los jugadores que tuvieron que luchar contra el juego de los marroquíes, uno de los mejores equipos del torneo, y contra su estilo. Marruecos trataba de ensuciar el partido y de jugar con los nervios de los españoles para sacar a los españoles del partido. La muestra fue el penalti que marcó Rahimi. Antes del lanzamiento Achraf demostró que es un futbolista insoportable. Trató de poner nervioso al portero español, su compañero en el PSG Arnau Tenas. Con la pelota en la mano no dejó de hablarle mientras Baena intentaba apartarlo. Cuando se cansó, le dio la pelota a Rahimi y se fue. El «9» marcó cuando España disfrutaba de sus mejores momentos.
Cada disputa era una batalla, cada roce era exagerado por los marroquíes, que estaban felices con el marcador a favor y con espacios para correr. Una manera como otra cualquiera de esconder el gran talento de los magrebíes, que jugaban con cuatro españoles. A Achraf lo acompañaba Ilias Akhomach por la banda derecha; en el otro costado estaba Abde y en la porteria, Munir.
Esa banda derecha de Marruecos era un tormento para Miranda y para Sergio Gómez, tanto que el lateral acabó siendo sustituido por Miguel Gutiérrez y Sergio, uno de los jugadores de referencia para el seleccionador, se mudó al lado derecho en la segunda mitad.
Los contraataques de Marruecos eran un peligro. España dominaba la pelota e intentaba masticar las jugadas, pero no encontraba el camino. Aunque Fermín, siempre Fermín, estuvo cerca en varios momentos. Dos lanzamientos suyos salieron rozando el poste antes de que Barrios se despistara y cometiera penalti por meter tarde el pie. Lo pitó el segundo árbitro que tuvo el partido, porque el titular, el uzbeko Tantashev, fue sustituido a los quince minutos por el cuarto árbitro, el sueco Nyberg. El uzbeko se lesionó al ser arrollado por Pubill después de un empujón de Akhomach.
España tenía que hacer un ejercicio de paciencia y de madurez. Y lo hizo. Baena estuvo cerca de marcar en un remate de primeras después de una mala salida de puños de Munir., pero su disparo se fue al poste después de pegar en un defensa.
Tenía que ser Fermín, el jugador que ha liderado a España en el torneo, el que llevara a la remontada. Y lo hizo. Nunca se esconde, ni en defensa ni en ataque, y le da igual rematar con la izquierda o con la derecha. A Japón le marcó un gol con cada una. A Marruecos le tocó con la izquierda antes de ganarse una tarjeta amarilla por patear un banderín en la celebración.
Y cuando todo el mundo pensaba más o menos en la prórroga vio el pasillo por el que entraba Juanlu y le puso el balón para que el lateral del Sevilla mandara a una esquina de la portería las ilusiones de Marruecos por llegar a la final.
Era una victoria fuera de casa, porque el Velodrome, el estadio del Marsella, estaba lleno de aficionados marroquíes. Los últimos minutos fueron una angustia por la insistencia de los marroquíes, pero ni siquiera eso evitó que los aficionados magrebíes cumplieran con su tradición de lanzarse al campo. Esta vez sólo fue uno, no como ante Argentina. Y es España la que está en la final.
