En el día a día de los argentinos, el Open Banking se convirtió en un aliado silencioso pero omnipresente. Aunque el término pueda sonar ajeno, la realidad es que cada vez que realizamos un DEBIN, una transferencia inmediata o vemos crecer nuestros ingresos gracias a los rendimientos de los fondos comunes de inversión, estamos navegando en el Open Banking.
Este concepto, que en su esencia busca compartir información financiera de forma segura y con el consentimiento explícito del cliente, es apenas la punta del iceberg de una revolución mucho más amplia: el Open Finance. Este nuevo paradigma, que se extiende más allá de los límites tradicionales de la banca, promete reconfigurar el ecosistema financiero integrando las finanzas en una variedad de propuestas de valor para el cliente y en las cadenas de valor empresariales.
Si bien Argentina no lidera la carrera regional hacia el Open Banking, los avances en el país son evidentes, con servicios cada vez más innovadores y beneficiosos para los usuarios.
Así, el Open Banking sentó las bases para la evolución hacia el Open Finance: mientras el primero se refiere a la práctica de compartir los datos de los usuarios entre diferentes instituciones financieras de manera segura y previo consentimiento del cliente, el Open Finance se presenta como un concepto más amplio que promete transformar el ecosistema financiero.
"El Open Banking permite la portabilidad del perfil financiero de una persona para facilitar la transferencia de información entre entidades y ofrecer mejores servicios y nuevas propuestas de valor. De ahí nace la integración entre el mundo Fintech y el mundo de la banca más tradicional, dando paso a lo que conocemos como Open Finance, un concepto más ampliado, porque, no solo hablamos de un perfil de cliente bancario, sino de las finanzas embebidas en distintas propuestas de valor al cliente y en las cadenas de valor de las compañías", explicó a El Cronista, Juan Pablo Grisolía, socio líder para la Industria de Servicios Financieros de EY.
Y agregó: "A futuro vamos a estar hablando de la evolución del Open Finance: el Open Data. Ya no se van a compartir únicamente información o servicios financieros, sino que la cuestión estará en cómo compartimos los datos, ya sea de negocios o de personas, que permitan generar nuevos productos y servicios". Para alcanzar esta evolución es necesario garantizar el principio de autodeterminación informativa que soporta el Open Banking y el Open Finance: los datos pertenecen a las personas y no a las entidades.
En cuanto al desarrollo del Open Finance, Grisolía destacó su avance a nivel global. Los primeros pasos se dieron en Europa a través del Payment Services Directive (PSD2) en 2018, una normativa europea que regula los servicios de pago para aumentar su seguridad, fomentar la inclusión de nuevos jugadores al sector, además de que obliga a los bancos a compartir datos con terceros, una vez que los clientes otorgan su consentimiento.
"En Europa, con el PSD2, se empezó a regular el intercambio de información entre Fintech y el sistema bancario tradicional para que se permita el intercambio de la información del usuario con su consentimiento", explicó Grisolía.
Y señaló que a medida que Europa siguió avanzando, los países fueron tomando otros modelos más cercanos a lo que hoy es el Open Finance: "Hoy no es solo entidad financiera, sino un concepto más completo que integró seguros, inversiones, pago a proveedores, entre otros. Hay algunos entes reguladores en Europa que más allá de regular cuestiones clave como la confidencialidad y seguridad de la información entre las partes para que fluyan de manera adecuada y se respete la privacidad de los datos, también algunos participan en la definición de estándares y gobierno de ciertas APIs, es decir, funciones y protocolos que permiten la conexión de datos entre dos o más partes mediante una interfaz externa".
Otro modelo que se destaca es el de China, que fue evolucionando de manera significativa a lo largo de los años y que, a diferencia del modelo europeo, lo fue haciendo sin una regulación específica.
"En el caso de China fue la misma industria financiera la que se fue abriendo y organizando. De esta manera fueron surgiendo nuevos servicios financieros como Alipay de Alibaba, provocando una gran revolución", detalló.
A nivel regional, el liderazgo lo lleva Brasil, que se destaca por su modelo regulatorio, su nivel de implementación y la articulación que mantiene entre el sector público y privado. Su modelo se implementó en cuatro fases - hoy se encuentran en la cuarta- que incluye pagos, seguros, planes de pensión y capitalización y productos cambiarios.
"La particularidad de este modelo es que el ente regulador armó un organismo tripartito con las entidades financieras, la organización per se y el ente regulador. Hoy es un ecosistema de transacciones bastante amplio de datos que incluyen inversiones, seguros y planes de pensión. Ese modelo sigue evolucionando en donde lo que se busca es tener cada vez más casos de uso que apliquen en beneficio de la sociedad de una manera organizada", dijo.
En Argentina, si bien el modelo de Open Finance no se desarrolla de la misma manera que en ciertos países de la región, se observan avances con un impacto directo en la industria financiera, que se traducen en mejores y nuevos servicios.
"Hace unos años, con las mesas de innovación del Banco Central de la República Argentina, (BCRA), se empezó a trabajar con el ecosistema, en donde bancos y otras entidades financieras como las Fintech participaron en este análisis. Después hubo una pausa en el análisis del marco regulatorio y el regulador se enfocó en otras iniciativas y trabajó con regulaciones más puntuales que ayudan a la integración del sistema como la democratización y digitalización de los pagos por medio de Transferencias 3.0 y la Interoperabilidad de los QR", señaló.
Hay muchos casos de uso de Open Finance en el país de los que se benefician los usuarios. Entre ellos se destacan las billeteras virtuales que consolidan diferentes medios de pago como tarjetas de crédito y de débito, transferencias en un solo lugar, las inversiones en fondos comunes de inversión y compra de dólar MEP, entre muchos otros.
Consultado sobre el desarrollo de una estrategia de Open Finance, Grisolía indicó que, tras la amplia experiencia de EY liderando este tipo de iniciativas para ayudar a empresas de todo el mundo a integrarse al ecosistema, el primer paso es definir la estrategia, su objetivo y la propuesta de valor que quiere aportar la entidad al cliente.
Un aspecto importante a considerar en un ecosistema integrado es la gestión de los riesgos, en especial los tecnológicos, la gestión de terceras partes y los de cumplimiento asociado a la privacidad de los datos: "Una vez que está definido el modelo de negocio y operativo, se pasa a una etapa de implementación en donde se presenta el desafío de la integración tecnológica y el diseño de la experiencia de las personas usuarias. Es muy importante gestionar los riesgos en cuanto a privacidad, riesgos tecnológicos y cumplimiento regulatorio en esa operación".
La tecnología es una gran aliada a la hora de ejecutar este tipo de estrategias. EY cuenta con una tecnología llamada EY Fuse, una tecnología abierta y en la nube especialmente desarrollada para ayudar a las entidades a gestionar el flujo de los datos acorde a los requerimientos regulatorios.
"El Open Finance no se trata de un mero intercambio de ‘datos sueltos', sino de elaborar perfiles financieros que permitan, a través de la portabilidad, construir una verdadera historia financiera, un win-win para empresas y clientes que se pueden beneficiar de nuevas oportunidades de negocio y de mejores soluciones y experiencias, respectivamente. El Open Finance se presenta así como un aliado en la inclusión financiera y en la evolución del sistema financiero en general", concluyó Grisolía.