Del hoyo 1 al 10 Jon Rahm fue un tornado sobre la hierba del Grand National. Seis birdies de diez posibles le dejaban en lo más alto de la clasificación de la última jornada, con un -20 que suponían cuatro golpes de ventaja sobre el resto. Ese putt en el diez parecía el punto de inflexión definitivo, podían pasar muchas cosas pero era complicado que se le escapara el oro... Y se le escapó, porque en el 11 y en el 12 llegaron dos bogeys y en el 14, un doble bogey que le bajaba por primera vez en todo el día del liderato y le complicaba incluso la opción de estar en el podio.
Un bajón difícil de superar para cualquier jugador, incluso para Jon y su cabeza de hierro, siempre capaz de responder con rabia y a lo grande después de un fallo. Y el de Barrika lo intentó hasta el final, con un birdie en el 16 que le ponía empatado con Matsuyama para buscar la medalla de bronce, un consuelo al menos después de haber visto tan cerca la posibilidad de ese oro olímpico por el que no pudo luchar en Tokio por culpa de un contagio de coronavirus.
Eran los de París sus primeros juegos, y en la primera mitad de la cuarta jornada pareció que iba a recuperar su magia el vasco, después de que hace una semana rompiera una sequía de más de 400 días sin ganar, estrenándose por fin en el LIV golf saudí.
Pero no pudo ser, ni el oro ni ese desempate por el bronce con Matsuyama. Porque en el 17, un hoyo mágico para él desde que en la Ryder Cup de 2018, le llegó el bogey que le dejaba sin nada, a menos que hiciese un heroicidad en el 18.
Lo intentó, se fue a por el hoyo en un par larguísimo de birdie, pero era la última opción y había que arriesgar ese bogey que al final le llegó y le dejó quinto empatado con Rory McIlroy.
El oro ha sido para Scottie Scheffler, que demostró este domingo que es el número uno del mundo y se marcó un último día brutal, empatando con el récord del campo, llevándose a la casa club un -9 que le disparó hasta el oro, aunque tuvo que esperar un buen rato para poder celebrarla. Se fue al campo de prácticas a pegar bolas mientras terminaba Tommy Fleetwood, que estaba empatado en lo más alto y también le tembló la mano en el 17.
El número 1 mundial ganó en París su séptimo torneo del curso, más que nadie, que incluye el Masters de Augusta. Una temporada que empezó a lo grande y que ahora corona con el oro olímpico. Fleetwood, aunque temblando, se colgó la plata, y Matsuyama hizo bueno su arranque el jueves para llegar al bronce.