En poco más de un mes, Rocío Bueno (RoRo, apodo que le pusieron sus amigos hace años), una joven de 22 años, ha pasado de ser becaria en una empresa de traducción a vivir de sus recetas en Tiktok, contar con una agencia de representación, codearse con otros populares creadores de contenido y firmar campañas de publicidad con grandes marcas. Incluso ha grabado un anuncio para el Getafe F.C. Y todo gracias a una receta de pappardelle con pato que cocinó para su novio , Pablo , y que supera ya las 60 millones de visualizaciones. Desde entonces no ha dejado de compartir, bajo la excusa de que «a Pablo le apetece…», elaboraciones trabajadísimas, que incluyen hacer queso desde cero y hasta coserse un vestido para una cita. Para la entrevista, sin embargo, llega con un 'look' cedido por una marca para la ocasión y una manicura de gel con pequeñas florecillas. La acompaña una portavoz de su nueva agencia, pendiente de cada movimiento de esta recién llegada a los medios, cuidando al detalle incluso su pose frente a las cámaras. RoRo, tímida al principio, se deja asesorar, pero se desenvuelve con aplomo. Ni ella misma sabe exactamente cómo ha explotado su perfil digital , con poco más de una veintena vídeos, en tan poco tiempo, por mucho que el algoritmo de TikTok esté pensado para la pura viralidad. Antes, relata, subía «los típicos trends de gimnasio», pero como siempre le ha gustado cocinar, Pablo le animó a subir recetas: «Por una parte, creo que es muy raro ver a alguien hacer todo desde cero. A mí me interesan mucho los procesos creativos y, verlo todo, yo creo que a la gente le interesa muchísimo , igual que los documentales de las fábricas sobre cómo se hacen las cosas. Y luego hay un montón de críticas sobre el contenido y eso también ha generado más interés». En los últimos días, la 'tiktoker' se ha visto en el ojo de la crítica de organizaciones (y políticas) feministas que la comparan con las ''tradwifes' , mujeres que cuentan en redes sociales su experiencia como amas de casa tradicionales. Sin embargo, parece preparada para abordar estos temas. —¿Cómo le afectan las críticas? —Pensaba que me iban a afectar un montón, porque siempre he sido una persona a la que le afecta muchísimo lo que piensan los demás , pero como ya veo las críticas tan absurdas ni me interesan. Hay de todo, gente que me critica, gente a la que caigo genial… Supongo que es ley de vida, no le puedes caer bien a todo el mundo. —También hay mucho cachondeo exagerando los procesos (ya de por sí laboriosos): «Falta plantar el trigo, etc…». ¿Cómo se lo ha tomado? —Los primeros vídeos me pasaba el día leyendo comentarios porque no me lo creía y me parecían buenísimos, la gente era muy graciosa. Luego es verdad que todo el rato los mismos comentarios pierde un poco la gracia . Un poco de originalidad, por favor. —Los 'tiktokers' son la referencia de millones de jóvenes. ¿Siente esa responsabilidad? —Ahora sí siento algo de presión. En el primer vídeo no lo sentí para nada, amasé con anillos y me criticaron mucho. Era comida para mí y para mi novio. Se iba a cocer, así que todos los gérmenes se iban a ir. Pero en el siguiente vídeo ya me quité los anillos y lo dije. Intento, no sé, dar como buena imagen de cara al público, pero no creo que tenga ahora mismo presión para mostrar nada , porque técnicamente yo lo que hago son recetas de cocina. —¿Qué enseñanzas ha sacado de esta experiencia a nivel personal? — He aprendido a reírme de mí misma, porque yo esto lo empecé en serio, no era humor . Pero como todo el mundo se empezó a reír, me tuve que dar cuenta de que yo era un meme. Entonces he aprendido eso y a no dejar que las críticas me afecten. Hasta ahora, RoRo, ya más relajada y dicharachera, reconoce que nunca se había planteado las redes sociales como salida profesional, sino como una afición, igual que otras que ya no tiene tanto tiempo de practicar, como el gimnasio, cantar o la costura. « Lo mío eran los idiomas, mi madre también es traductora », afirma. De hecho, terminó en junio Traducción e Interpretación en la Universidad Pontificia de Comillas y habla cuatro lenguas: español, inglés, chino y alemán. El último, dice, no tiene demasiado mérito, pues se crió en Alemania hasta los 8 años, y sus padres decidieron volver a España. —¿Qué es lo que más le ha sorprendido en este tiempo del mundo de la creación de contenido? — No me esperaba que fuera tanto trabajo . Estoy acostumbrada a ver influencers que parece que no están haciendo nada y luego yo a veces acabo de trabajar a las 12.30 de la noche. Y la gente es supermaja, no me esperaba que fuera un mundo tan acogedor . —¿Qué hay en RoRo de personaje y qué hay de Rocío? —En un pódcast dije que era medio personaje, pero no me refería a que yo soy un personaje, porque las cosas que hago las hago realmente, pero sí está todo guionizado, porque todo contenido en Internet tiene un guion y sin él las cosas no salen bien. Yo hago lo que hago porque me gusta, pero le doy una historia. Pablo no siempre me lo pide todo. —¿Cómo surgió la famosa frase: «Hoy a Pablo le apetece…»? — Simplemente lo dije en el primer vídeo, todo el mundo se revolucionó y decidí seguir con ello . Además es el que tengo al lado. O sea, yo cocino para mí, para mi novio y ya está, no tenía un hilo narrativo superpensado. —¿Cómo lleva Pablo esta fama repentina? — Pablo está encantadísimo . Está superfeliz y presumiendo de novia por todas partes, llevamos como tres años y medio juntos. Él trabaja de programador por las mañanas y yo pues aprovecho para grabar. —¿Y su familia? —Mi madre me dice que tenga cuidado, pero lo bueno es que tengo estudios, que estoy preparada. Y si esto no funciona, pues puedo seguir con mi carrera profesional , no es que haya dejado mis estudios para dedicarme a esto. De momento voy a ver si funciona y si no pues sigo con lo mío. No tengo miedo. Sin embargo, reconoce, a veces se quita las gafas por la calle para no ser tan reconocible . «Como Superman pero al revés», bromea. «El otro día me quedé flipando con un señor porque estábamos saliendo de un restaurante y vino a decirnos: «Oye, me encantan tus vídeos, te he visto en la tele». —¿Qué planes tiene para el futuro? —Estamos intentando crecer por Youtube, y a lo mejor hacer un formato más largo, invitar a gente a que cocine conmigo . Me quiero asentar como creadora de contenido, porque es un mundillo que me gusta muchísimo. Todo el mundo me está diciendo que abra un restaurante, pero de momento estoy mirando proyectos. —¿Le da miedo que las redes la cambien? —Eso sí, porque me han dicho que la gente se vuelve muy idiota cuando coge fama y yo eso no quiero; intento mantener los pies en la tierra. No quiero cambiar, la verdad. Justo al acabar la entrevista llega Pablo a recogerla. Tras darse un abrazo y un beso, ambos comparten más anécdotas sobre su fama repentina y sus planes de verano: «Ahora en agosto queremos ir de vacaciones a Grecia , a ver si podemos descansar, aunque ya me han dicho que tendremos que subir algunos vídeos», comenta la pareja. «Alguna receta habrá», promete.