Huyen impetuosos los madrileños en época estival. Se escabullen de la ciudad. De sus luces, de su asfalto, de su algarabía. Reniegan de la barahúnda de sus madrugadas, normalmente imprevistas. Y de sus garbeos tardíos. Se convierten en desertores de su propia urbe. Pero Madrid nunca yacerá sola. Ahora, en agosto, otros la aborda n. Durante el verano, extranjeros erráticos anhelan disfrutarla. «¿Quién no querría pasar un mes en la capital de España?», se preguntan casi perplejos, casi atónitos. Así lo hace Olivia Quigley, una joven de 25 años que llega de Mánchester para poder empaparse y sumergirse, durante un mes y medio, de la cultura madrileña. Sólo una curiosidad: aterriza para consumar sus vacaciones de trabajo o 'workcation' , como comúnmente se conoce esta tendencia. Así son los nómadas digitales quienes colman la ciudad en estos meses veraniegos, cuando los 'gatos' residentes emigran a comarcas de arena y sal. Ahora bien, ¿de qué trata exactamente el 'workcation'? Con la pandemia, muchas empresas se vieron obligadas a implementar el teletrabajo. Desde entonces, el trabajo en remoto ha ido creciendo en popularidad. Hoy, en determinadas profesiones, muchas compañías otorgan días, semanas e incluso meses de actividad laboral a distancia. A Quigley, que trabaja como asociada de operaciones en una empresa FinTech -tecnología financiera-, le conceden 45 días de trabajo en remoto cada año. Fue precisamente en esta entidad donde conoció el concepto 'workcation' : trabajar y estar de vacaciones al mismo tiempo. «La idea es disfrutar de la oportunidad que nos dan de completar nuestro turno laboral desde un destino a nuestra elección. Es la ocasión perfecta para viajar y conocer otras ciudades sin tener que usar tus días laborables. ¡Sería un desperdicio no aprovecharlo!». Según un estudio elaborado por Compare the Market AU, una plataforma australiana de comparación de precios, el 24 por ciento de los europeos tienen la intención de realizar unas vacaciones de trabajo. Sebas Trujillo, portavoz del mencionado sitio web, señala en conversación con este periódico que esta tendencia se encuentra, sobre todo, muy extendida en Inglaterra, Estados Unidos y Australia, e indica que el perfil de las personas que se lanzan a esta singular aventura son jóvenes de entre 18 y 30 años «sin compromisos y con ganas de viajar y conocer otras culturas». Además, expresa que, normalmente, estos nómadas digitales -cuyas profesiones suelen estar relacionadas con el sector del marketing, entidades corporativas y empresas tecnológicas- buscan ciudades «con un alto nivel de vida social en la calle». También tienen en cuenta otros factores, como el clima, la velocidad de la banda ancha -Madrid cuenta con 122.21 Mbp/s-, el número de espacios de 'coworking' y el precio de una cerveza , puesto que lo «fundamental es que se trate de un destino barato». Trujillo detalla que, normalmente, la estancia en otros países suele ser de cuatro semanas a seis meses, dependiendo del convenio con la empresa. Y que, en un mes, el gasto medio está entre 1.500 y 2.500 euros, «depende del estilo de vida que se quiera llevar»: «En Londres, los jóvenes de entre 18 y 24 años ahorran hasta 5.000 libras antes de emprender su viaje». Así, la plataforma australiana ha clasificado los mejores lugares de Europa para disfrutar de unas 'workcations' basándose en estos elementos. Para ello, se han seleccionado 40 ciudades europeas. Los resultados: Madrid es la segunda mejor capital europea -por detrás de Londres- para pasar unas perfectas vacaciones de trabajo. «España es un país muy atractivo: buen clima, buena gastronomía, buena geografía y posee mucha cultura». Pero ¿por qué Madrid y no un sitio más playero?, se pregunta este diario. «¡Es la capital!», arroja Trujillo. El londinense, embriagado por la popular metrópoli española, señala entre risas que, para él, «es un mini-Londres, pero con sol y con mejor calidad de vida». «¡Es la ciudad del ocio! Nadie quiere hacer 'workcation' y no conocer a otras personas», prosigue el portavoz. Con él coincide Quigley, que indica que, cuando ha vuelto a Inglaterra después de visitar España -estuvo de Erasmus en Barcelona-, lo que más echa en falta es «la cultura de salir a la calle después del trabajo». «¿Por qué no Madrid? Es la capital de España. Una ciudad en la que siempre he querido vivir», expresa Delfina Monteleone, quien trabaja como profesora online. «Siempre hay algo que hacer, no importa la hora que sea», continúa. La joven de 25 años cuenta que lleva tres meses en la ciudad. Durante este tiempo se ha hospedado en un airbnb, en el barrio madrileño de Chueca: «El ambiente aquí es increíble. Siempre encuentras buena fiesta». Para esta inglesa, lo más importante era «encontrar un lugar espacioso para vivir», puesto que normalmente trabaja desde casa. Otras personas, sin embargo, prefieren trabajar en espacios de 'co-working' o cafeterías, como Clara Maddison, una joven de 24 años que llegó a Madrid el pasado mes de octubre. Explica a este diario que trabaja como asistente de marketing. Vive en un apartamento en Sol con nueve habitaciones, conviviendo con otros jóvenes profesionales y estudiantes. Encontró la habitación a través de una página de Facebook. Cuenta que, para ella, el número de espacios de 'co-working' era un factor importante a tener en cuenta, aparte «por supuesto, del clima y la economía». Si lo comparamos con la capital inglesa, Madrid es «una ciudad relativamente barata». Así lo asegura Maddison: «En comparación con Londres, Madrid es mucho más asequible. Por ejemplo, aquí el abono de transporte para jóvenes sólo cuesta ocho euros al mes. Y pago unos 500 euros mensuales entre el alquiler y otros servicios, algo inaudito en Londres, ya que el coste de vida en Reino Unido se ha disparado». De hecho, según el estudio elaborado por Compare the Market AU, el promedio del precio del café es de 2,15 euros, y el de la metrópoli norteña, de 3,93. La cerveza estaría en 3,52 euros en Madrid y 6,84 en Londres. «Es una ciudad excepcional para unas vacaciones de trabajo, con una vibrante escena cultural, excelentes infraestructuras y 188 espacios de 'coworking' que combinan a la perfección trabajo y diversión», concluyen desde la plataforma australiana. Quigley cuenta que el atractivo principal de las 'workcations' es el «poder viajar constantemente». El pasado fin de semana, la inglesa visitó Segovia, y asegura que próximamente viajará a Bilbao y a San Sebastián. Monteleone expresa que se toma los viernes y los lunes libres para viajar por el resto de España: «Este fin de semana, por ejemplo, visitaré Marbella». Con ellas coincide Maddison, que cuenta que pasa la semana trabajando y los fines de semana, viajando: «Mis amigos y yo nos aprovechamos de las baratas conexiones de transporte e intentamos viajar a otros lugares de España, por ejemplo, cogiendo un tren a Málaga, Barcelona o Valencia». Que, de hecho, se encuentran también en el top cinco de diez mejores ciudades europeas para unas vacaciones de trabajo.