Endrick es, por el momento, mucho ruido y pocas nueces. No hay que ser injustos, es lo normal. Sería casi ilógico que un chaval de
18 años recién llegado de Brasil marcar las diferencias como si no pasara nada, pero seguramente se esperaba ver algo más de él tras sus dos primeros amistosos. En el primero estuvo discreto y en el segundo, su primer
Clásico, pasó totalmente inadvertido.
Seguir leyendo...