En las primeras horas del último sábado de enero Paco Vélez aparentaba ser una persona tranquila. Pero la procesión iba por dentro. Hacía poco que vio finalizado el cartel de la Semana Santa encargado a un pintor desconocido para este mundillo como era Salustiano García. Y cuando lo vio ya supo la que se venía encima. Pero no había marcha atrás. Lo que si se juró y se perjuró es que a partir de ahora por muy famoso que fuera el autor había que hacer un seguimiento de lo que estaba pintando para evitarse lo que se presagiaba. Vélez es el hombre que más tiempo se ha llevado en el Consejo y conoce a la perfección cómo se las gasta este mundillo. Se quedó corto en sus presagios. En su día habían recibido el mensaje de que un artista de fama internacional estaba dispuesto a contribuir a la historia de los carteles. Vieron su producción y les pareció algo novedoso. Lo que no sabían es que la novedad le iba a costar un buen dolor de estómago. De la Sexta a Marcelino Una hora antes de la presentación, al presidente del Consejo le llega otra noticia: el pintor ha llamado a la Sexta, la cadena progre. Al final no aparecen. Un avispado periodista de la agencia Atlas conoce la magnitud del tema y se presenta con una cámara. Esas serían las imágenes que darían la vuelta a toda España. Comienza el acto en el salon de la Caja Rural. El Alcalde, que se estrena como tal en esta ceremonia asiste con su sonrisa pintada por Da Vinci. A Vélez se le nota la tensión en la cara. Aparece Salustiano con una chaqueta roja y sin corbata, outfit alejado del habitual de los capillitas. El pregonero Juan Miguel Vega y su mujer Isa Rosa asisten desde la primera fila. Llega el momento de levantar la tela. Y ahí se descubre la figura del resucitado con el rostro de Horacio, el hijo del pintor. El público aplaude pero también sonríe de manera pilla. A los cinco minutos llega el primer meme de twitter. Esto promete. La ceremonia está a punto de terminar. Marcelino Manzano, delegado diocesano y único cura presente se va rápidamente pero antes de marcharse mira al presidente Vélez y le levanta el dedo pulgar señalando hacia arriba. Parece que le ha gustado. Los mensajes al obispo Un número indeterminado de curas y de laicos le envían a Don José Ángel mensajes para que haga algo con el cartel. Los hay que incluso sugieren resucitar a la inquisición y obligar al Consejo a retirar la obra. Pero el Consejo no la va a retirar. Sainz Meneses a la mañana siguiente y consciente de la magnitud de la controversia decide no echarle mucha cuenta al tema y esperar que escampe. Al Arzobispo se le da bien la comunicación. Hubiera sido un buen asesor de imagen. Decide escribir un twitter para cerrar la polémica: «fijar la mirada en Jesús» Toda España habla del cartel Cuando oscurece el tema del cartel se ha convertido en noticia en todos los medios. El pintor se va a llevar cuatro días concediendo entrevistas. El efecto que buscaba Salustiano se ha conseguido: de la noche a la mañana este pintor conocido más por Madonna que por sus paisanos se ha convertido en una estrella. Paco Vélez tras la zozobra empieza a recibir mensajes positivos de la obra. Hay una frase de Salustiano que comienza a quedar fijada entre el público menos visceral: «Mi resucitado no enseña más carne que el Cachorro» Y era cierto. En la Semana Santa salen cristos casi desnudos y no pasa nada. Este cartel provoca que hasta un cura acuda a rezar el rosario a un acto carlistas para pedir a los cielos, los mismos donde habita el Resucitado, que el cartel desaparezca. Aquél sábado comenzó la historia de un cartel convertido en el más conocido de la historia de la Semana Santa. Y el que menos se ha visto en los escaparates de Sevilla.