Decía Francisco Umbral en 'Un ser de lejanías' que hacía falta mucha humanidad para tener la mirada de un perro. También decía que para vivir en Madrid había que ser boxeador, “porque solo vive el artista doblado de boxeador, el que noquea a un banquero o un gángster o un ministro o una puta de terciopelo cada noche”. Y así, deslizando la pluma sobre el folio, el vallisoletano que llamaba Greta Garbo a su madre dibujaba trazos entre la realidad y la ficción que hablan de todos nosotros. ‘Un ser de lejanías’ es más un libro de otoño que de verano. Ahora apetece más habla ...