En este Antonio Gades llevaba siempre un jersey de pobre, que era y no era siempre el mismo, salvo si salía a escena, donde era un ángel macho, y con traje. Llegué a tratarle lo justo, allá en las últimas auroras de su vida, mientras él hacía algún casting para reeditar ' Fuenteovejuna' . Ya estaba muy tocado de cáncer, hablaba poco, y escogía con un solo reojo de acierto pleno las bailarinas primeras, que prefería rubias. En alguna de aquellas tardes de encuentro, se lo pregunté: ¿Y qué es el baile, maestro? -El baile es mover el ánimo. Lo decía como si prefiriese estarse callado. El ánimo ya no le bailaba. Después de Gades, que ha sido del Nureyev...
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