Es una imagen insólita producto de la crisis política de Venezuela. El cartel dice: «Embajada de la República Argentina». La bandera, sin embargo, no es la albiceleste, sino la amarilla, verde y azul en la que se lee «Ordem e Progresso».
Así está desde el jueves la embajada de Argentina en Caracas.
La razón es que Brasil asumió la representación de las embajadas de Argentina y Perú en Caracas, así como el cuidado de sus sedes diplomáticas.
Lo hizo después que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ordenara expulsar a los representantes diplomáticos de Argentina, Chile, Costa Rica, Panamá, República Dominicana y Uruguay.
La decisión del gobierno de Venezuela llegó en rechazo a lo que llamaron «acciones y declaraciones injerencistas», tras el anuncio de los resultados electorales del domingo por el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Argentina fue uno de los primeros países en rechazar y desconocer el resultado
«Las evidencias recogidas hasta el momento no han hecho más que confirmar esa posición. Argentina sigue con extrema atención y preocupación los acontecimientos en Venezuela a fin de pronunciarse en forma definitiva», informaron este viernes desde la cancillería en Buenos Aires.
De acuerdo a Pedro Urruchurtu, coordinador internacional del partido opositor Vente Venezuela, «funcionarios de seguridad del régimen» permanecían a las afueras de la residencia de la Embajada argentina en Caracas.
Allí permanecen desde hace meses seis opositores que pidieron asilo ante el temor de ser arrestados. Urruchurtu es uno de ellos.
«Buscan tomar esta sede diplomática. Alertamos al cuerpo diplomático acreditado en el país sobre esta grave violación al derecho internacional», aseguró Urruchurtu en sus redes sociales el miércoles antes de que Brasil se hiciera cargo de esa sede diplomática.
La Convención de Viena de 1969, un tratado internacional que establece el marco legal para las relaciones diplomáticas entre los Estados, determina que en caso de ruptura de relaciones el país afectado puede delegar sus tareas en otro Estado.
«El Estado que envía podrá confiar la protección de sus intereses y de los intereses de sus nacionales a un tercer Estado, que sea aceptable para el Estado receptor”, dice el artículo 27 de la Convención.
Brasil se ha convertido en actor central en la crisis política que vive Venezuela porque, para que otro Estado pueda asumir la representación diplomática de un país cuyos funcionarios han sido expulsados, Venezuela debe aceptarlo.
El diálogo directo que mantiene el presidente Luiz Inácio Lula da Silva con Nicolás Maduro y su reconocimiento internacional en el respeto a la democracia han validado a Lula como un actor confiable, tanto para Venezuela como para Argentina, Perú y EE UU.
Brasil mediará en las cuestiones relativas a los ciudadanos argentinos y peruanos en Venezuela, a pedido de los dos países afectados. Además, garantizará protección a los seis opositores venezolanos asilados en la residencia del embajador argentino, desde marzo que no pudieron salir con el personal de la embajada.
El martes Lula describió como «normal» la situación en Venezuela tras las elecciones del domingo, pero agregó que el CNE debe «mostrar las actas electorales» para que Brasil pueda reconocer los resultados.
La jefa de campaña de la oposición venezolana, Magalli Meda, asilada en la embajada, dijo desde la entrada de la residencia diplomática argentina: «Decirles a nuestros amigos, a los ‘che’ argentinos, gracias de parte del comando con Venezuela y a los nuevos aliados de esta libertad, ‘obrigado’ [gracias, en portugués]».
El partido opositor Vente Venezuela resaltó que ninguna de las personas que se encuentran en la embajada argentina ha cometido un delito.
«Estamos protegidos justamente porque nos están persiguiendo y eso es lo que demuestra por qué estamos acá y, al final, la verdad nos asiste y aquí seguimos», dijo Urruchurtu.
El presidente de Argentina, Javier Milei, agradeció «enormemente la disposición de Brasil a hacerse cargo de la custodia de la Embajada argentina en Venezuela».
La medida demuestra, una vez más, la reconocida tradición diplomática de Brasil en un momento en que la relación presidencial entre los antagónicos Lula y Milei no es buena.
«No tengo dudas que pronto abriremos nuestra Embajada en una Venezuela libre y democrática. Los lazos de amistad que unen a la Argentina con Brasil son muy fuertes e históricos», agregó.
Este es el segundo gran gesto diplomático del Brasil de Lula a la Argentina de Milei, a pesar las marcadas diferencias políticas entre los presidentes, después de que Brasilia ayudará en mayo pasado a Buenos Aires a destrabar la crisis energética por falta de gas de Argentina.
«Tengo muy en cuenta la relación de Brasil con Argentina», porque «quiero privilegiar la relación con América Latina», declaró Lula en una entrevista con corresponsales extranjeros el 22 de julio pasado, pero reiteró que aún espera un pedido de “disculpas” del mandatario Javier Milei.
Argentina y Perú confían en que Venezuela respete lo estipulado en la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares.
El canciller de Perú, Javier González-Olaechea, fue uno de los más críticos hacia el gobierno de Venezuela, consideró las elecciones como un “fraude” y dijo que Maduro es “una persona que desea por la vía de una dictadura perpetuarse en el poder».
El aislamiento diplomático del gobierno de Venezuela -que sigue sin poder demostrar por medio de las actas la victoria de Maduro- restringe los canales de diálogo del presidente de Venezuela a Brasil, Colombia y México, además de sus históricos aliados Cuba, Nicaragua y Honduras.
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