Caracas, agosto 2. — El ministro para Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Remigio Ceballos, informó sobre el desmantelamiento de una banda criminal que transfería desde Estados Unidos partes y municiones de armas de guerra a Venezuela, reportó Prensa Latina.
En una comparecencia televisiva ayer jueves en la noche, un alto funcionario proporcionó detalles sobre una operación en la que los implicados se dedicaban a transportar equipo desde otra nación para ensamblar artefactos y distribuirlos con el objetivo de asesinar, destruir y generar caos en Venezuela.
Según el funcionario, los implicados utilizaban cajas de madera con doble fondo para ocultar las partes de las armas y municiones, mientras que las herramientas se colocaban en la parte superior. Todo esto se realizaba a través de una empresa de envíos desde Estados Unidos hasta Venezuela. Como evidencia, se mostraron partes y piezas de armas de guerra, vehículos, aeronaves, embarcaciones, 1,843 municiones y un revólver.
El piloto de la aeronave, Leonardo Atilio Micaleti Hernández, y el funcionario del Cuerpo de Investigaciones Científicas y Criminalísticas, Argelio José Alcalá, están detenidos por sus colegas en Caracas.
Según el ministro venezolano, las investigaciones identificaron a Mauricio Andrade Santamaría, un venezolano y militar activo en Estados Unidos, como colaborador. Andrade mantenía comunicación con Micaleti y trabajaba junto al operador logístico Jean Carlo Michel Ramírez, quien enviaba armas desde Estados Unidos.
Estas organizaciones contactaron con bandas criminales en el país para generar desestabilización. El ministro se refirió a estas organizaciones desestabilizadoras como ‘comanditos’, dirigidos por el partido Vente Venezuela.
Durante los últimos días, estos grupos criminales intentaron tomar el poder por la fuerza de manera ilegal, afectando al pueblo, la nación e instituciones del Estado. Contaron con el apoyo de Organizaciones No Gubernamentales y gobiernos extranjeros, así como delincuentes constituidos en ‘bandas criminales de quinta generación’, que se aliaron con partidos políticos para lograr sus objetivos mediante engaño. Utilizaron grandes sumas de dinero y llevaron a cabo operaciones psicológicas utilizando redes sociales como Instagram.
Los planes destructivos fueron dirigidos desde Estados Unidos, Colombia, Chile y Ecuador, e incluyeron la quema de bienes públicos y privados, ataques a personas y la destrucción de símbolos religiosos y patrios, como la estatua de El Libertador Simón Bolívar y la del comandante Hugo Chávez.