Una joya del Danubio que embriaga con su seductora belleza. Así se puede definir Budapest, una ciudad que se revela en cada rincón como un destino perfecto para una escapada este verano. Y es que desde su atractiva y ecléctica arquitectura hasta sus emblemáticos cafés, pasando por sus maravillosos alrededores, la capital húngara fascina a cualquier visitante.
Agosto y septiembre son dos meses ideales para hacer las maletas y poner rumbo a Budapest, no solo por el agradable clima de esta época, sino también porque ofrece una serie de eventos y festivales que suman a sus alicientes atemporales. Por ejemplo, del 7 al 14 de agosto acoge uno de los festivales más prestigiosos de Europa, el Sziget Festival (conocido también como el Woodstock del Danubio), y el 20 de agosto la Fiesta Nacional de San Esteban, considerada la celebración más importante del país. A lo largo del día hay un desfile militar y una procesión, así como unos fuegos artificiales que ponen el broche de oro.
Por otro lado, en septiembre, tiene lugar el Festival del Vino. El escenario es uno de los principales tesoros de la ciudad: el impresionante Castillo de Buda. Amantes del mundo del vino se reúnen en él para probar deliciosos vinos locales y extranjeros mientras degustan productos gastronómicos típicos húngaros y disfrutan de las vistas panorámicas que regala el castillo. Septiembre también es el mes de la cita del festival Galope Nacional, en el que hay carreras de caballos y el bulevar más famoso de todo Budapest, la avenida Andrássy, se viste con puestecitos de artículos artesanales, así como de cocina tradicional y música folclórica.
Más allá de estos atractivos estivales puntuales, Budapest es en sí mismo un destino obligado al menos una vez en la vida para, entre otras cosas, admirar la arquitectura majestuosa que caracteriza a esta bonita ciudad. Un buen ejemplo de ello es la Basílica de San Esteban, la cual se impone en el horizonte de la ciudad con su bellísima cúpula. Desde su mirador panorámico, se contempla una vista inigualable.
Cuando se habla de edificios húngaros imperdibles es imposible no mencionar el Parlamento de Budapest. Este espectacular edificio erigido a orillas del Danubio no solo alberga la cámara legislativa del país, sino que también es considerado una de las joyas arquitectónicas más bellas de Hungría. Con su estilo neogótico, sus 691 habitaciones y una fachada decorada con esculturas de antiguos reyes y líderes húngaros, el Parlamento de Budapest es un imprescindible de visitar.
Muy cerca del Parlamento, el Puente de las Cadenas conecta las áreas de Buda y Pest, ofreciendo una caminata pintoresca con unas bonitas vistas del río y sus alrededores. Cruzando este icónico puente, se llega a la colina de Buda, donde se alza el ya mencionado Castillo de Buda. Este histórico complejo alberga la Galería Nacional, el Museo de Historia de Budapest y la Biblioteca Nacional.
Descendiendo de la colina, se encuentra el Mercado Central de Budapest, un maravilloso centro de gastronomía local y productos frescos, ideal para degustar platos tradicionales como el Goulash, un guiso riquísimo de ternera. Siguiendo el recorrido, la isla Margarita se presenta como un oasis verde en el corazón del Danubio. Con jardines bien cuidados, fuentes y zonas de recreo, es el lugar perfecto para una pausa tranquila y relajante.
Hay muchos otros lugares curiosos e interesantes que visitar, por ejemplo, la Casa de la Música, un espacio contemporáneo inaugurado hace escasos dos años que celebra la herencia musical de Hungría con exhibiciones interactivas y conciertos en vivo. El entorno y el edificio por sí solos son ya impresionantes. No lejos de allí, la Ópera Nacional de Budapest, con su exquisita arquitectura renacentista, es otro punto imprescindible para los amantes del arte y la arquitectura.
Para acabar el día, nada mejor que una visita al New York Café. Este café histórico, conocido como el «más bello del mundo», enamora con su opulencia y ambiente acogedor, ideal para disfrutar de una taza de café o un pastel húngaro tradicional. Y para despedirse de esta encantadora ciudad, una excelente opción es disfrutar de las vistas panorámicas de la colina Gellért, donde la Ciudadela y la Estatua de la Libertad se erigen como guardianes de la ciudad y recuerdo de su pasado.
A solo 40 minutos en tren de Budapest, se encuentra la pintoresca localidad de Szentendre, un destino perfecto para los que deseen hacer una excursión a los alrededores de Budapest. Conocida por sus calles adoquinadas y su atmósfera artística, Szentendre ha sido hogar de numerosos artistas a lo largo de los años, y su legado artístico se refleja en las numerosas galerías y estudios de arte que salpican la ciudad.
Su centro neurálgico es su plaza principal, donde coloridas casas barrocas rodean un encantador mercado al aire libre. Desde aquí, se pueden explorar iglesias históricas, como la de Blagovestenska.
El Museo de Mazapán es una visita obligada para los más golosos, y es que este curioso y «apetecible» museo presenta una increíble variedad de esculturas y figuras hechas de mazapán, desde personajes de cuentos hasta monumentos famosos. Aquí se puede disfrutar de una demostración de cómo se hace este dulce tradicional y, por supuesto, probarlo. Otros museos de visita recomendable son el Museo de la Ciudad y el de Arte.
Este encantador pueblo ofrece, también, una conexión única con el río Danubio. El paseo fluvial es ideal para relajarse caminando, pero también elegir alguno de los muchos restaurantes y bares para tomar algo.
Sin duda, la elegancia ecléctica de Budapest y el irresistible encanto de localidades cercanas como Szentendre, convierten a la capital húngara en un destino de acierto seguro para una escapada este verano.