Los sistemas de seguridad ADAS (Advanced Driver Assistance Systems, por sus siglas en inglés), necesitan de “ojos” que “ven” todo lo que sucede alrededor del coche y recogen esa información, para luego actuar en consecuencia y ayudar al conductor a tomar decisiones con seguridad. Estos sensores siguen evolucionando, con cámaras cada vez más sofisticadas, que emplean algoritmos de aprendizaje automático para reconocer el entorno.