París.— Noslen y Alayo «juegan» como hermanos, incluso fuera de la cancha. Eran rivales en categorías escolares y juveniles, pero siempre hubo una química que poco a poco fue uniéndolos, con ayuda de ambas familias, hasta conformar la pareja de voleibol de playa que hoy resulta la gran sensación de Cuba en los Juegos Olímpicos.
Alayo aporta el ímpetu, Noslen pone la paciencia. Ahí está la clave de lo bien que nos entendemos, asegura el primero con un argumento irrebatible: «Dos locos se arrancan la cabeza sobre la cancha; dos tranquilos, se duermen en el partido».
Así son estos muchachos que tienen a Cuba inspirada, madrugando para verlos en un escenario espectacular, con esa majestuosa torre Eiffel a un costado de donde suceden las jugadas en una de las arenas más frías que han pisado ambos atletas en este deporte.
Este jueves concluyeron invictos en la fase preliminar tras doblegar sin contratiempos a la dupla marroquí de Abicha/Elgraoui en sets corridos (21-14 y 21-11).
Con saldo de 3-0 aguardan ahora por los desenlaces entre los mejores terceros de grupo para conocer su adversario en octavos de final.
«Aquí están los equipos de más nivel en el mundo. Hay que cuidarse de todos, pero como ellos, nosotros también venimos por un gran resultado olímpico», aseguró Alayo, el showman que enardece las tribunas con sus gestos pidiendo palmas y algarabía.
Como en declaraciones anteriores, siempre pondera el juego de su compañero. «Noslen está entre los mejores defensores en la olimpiada, no deja picar nada, aun con 2.07 metros de estatura, y eso facilita mi juego», explica.
A partir de ahora vienen las eliminaciones directas. Hace ocho años Nivaldo y Sergio olieron la semifinal, la tuvieron a un punto, pero quedaron quintos, la mejor ubicación histórica de un dúo cubano de voleibol de playa en citas estivales.