Las gotas esporádicas que anunciaban el aguacero en las cercanías de Tres Ríos, en La Unión de Cartago, no desanimaron a los miles de romeros que caminaban la tarde de este jueves hacia Cartago, a hacer su visita anual a la Virgen de los Ángeles, en Cartago.
La lluvia jamás impediría que llevaran sus promesas y sus agradecimientos, muchos a la familia del pequeño Christopher, quien cuando tenía 11 días de vida estuvo a punto de morir en el Hospital Nacional de Niños. Ya pasaron ocho años de aquel milagro, que la madre atribuye a su fe en la Negrita.
Doña Ana Yancy Cedeño recordó aquel momento mientras caminaba por Tres Ríos. Christopher tenía apenas 11 días de nacido cuando tuvieron que llevarlo de emergencia al hospital de Turrialba debido a un paro cardiorrespiratorio. De ahí fue trasladado al Hospital Nacional de Niños, donde permaneció por mes y medio.
En ese centro médico estuvo intubado en cinco ocasiones; su condición era crítica.
“Un día, una doctora me dijo que si creíamos en Dios que fuéramos y oráramos, porque era lo único que podíamos hacer como familia, porque a mi hijo le quedaban escasas dos horas de vida, que llamáramos a mi casa y que fueran preparando todo para el funeral, porque no se podía más”, rememoró la madre.
Los conocidos, dijo, le pedían que ya se lo entregara a Dios, pero ella se negaba a dejarlo ir. El bebé no murió ese día, pero seguía muy grave. Le ponían morfina cada dos horas para evitarle dolor.
Un día, doña Ana Yancy vio tan mal al pequeño, con los ojos perdidos y el sufrimiento en la carita, que decidió entregárselo a la Virgen de los Ángeles.
“Yo le dije que ella era madre igual que yo, y que sabía el dolor de perder a un hijo. Le dije que yo le entregaba al mío, pero que me diera fortaleza”, contó.
Aquel ofrecimiento lo hizo una noche. Al día siguiente, encontró al niño sin tubos y fuera de la Unidad de Cuidados Intensivos.
“Los doctores me dijeron: ‘Mamá, no sabemos a cuál santo se lo encomendó, pero a quien se lo pidió es bien milagroso’”, compartió este jueves.
Desde entonces prometió hacer la romería cada año. Ya han pasado ocho.
La familia, oriunda de Turrialba, viaja a San José para hacer la caminata desde Curridabat. Ahí va Christopher, sin secuela alguna, con una camiseta que dice “soy el gran milagro”.
Entre los caminantes también estaba Rándall Pérez Aguirre, iba sin zapatos. Según dijo, esto lo conecta más con la naturaleza, pero también lo obliga a concentrarse más en su caminar físico y espiritual hacia la Virgen de los Ángeles.
Él salió con su esposa desde Piedades de Santa Ana cerca del mediodía y asegura que no quiere imponerse un tiempo ni una velocidad. Mientras pasaban por San Pedro de Montes de Oca, un aguacero los hizo bajar el ritmo unos minutos, pero en Tres Ríos el clima era otro y caminaban más a gusto.
“Es como la vida, a veces hay tiempos mejores y otros que te hacen acomodar el ritmo”, comentó este trabajador de la salud.
Vienen a pedir por el bienestar de una amiga aquejada por un aneurisma, por un hijo “con una condición delicada de salud”, pero sobre todo vienen a agradecer porque sobran las razones.
Cerca de Rándall y su esposa, iba un grupo de 14 amigos oriundo de la Virgen de Sarapiquí, de donde salieron desde el miércoles. Se distinguían por sus camisetas verde agua con imágenes de la Negrita.
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Los caminantes van equipados con ponchos y capas, pero además, con una gana enorme de llegar, de cumplir su promesa, de atender el llamado de su fe.
Virgencita motiva a la romería incluso a quienes no pueden caminar
Jeimmy Arias y su amiga Liz son originarias de Alajuela, pero comenzaron a caminar en San José a la 1 p. m., así lo han hecho ya por cuatro años.
Ya habían tenido que parar en algunas ocasiones por la lluvia pero las fortalece la intención que llevan hasta Cartago. “Vengo por mi sobrinito. Él tiene un tumor en el cerebro. Vengo para que Dios lo sane”, dijo Jeimmy.
Santiago, de ocho años, está en el Hospital Nacional de Niños.
Para el momento en que ellas pasaban por La Unión ya la Policía de Tránsito había cerrado vías para asegurar el carril izquierdo a los fieles peregrinos.
Aunque la tarde del 1.° de agosto es cuando se hace más visible el peregrinaje, para muchos comienza desde muchos días antes, pues vienen desde lugares distantes como Tilarán de Guanacaste, o Coto Brus y Golfito.
Precisamente, en horas de la mañana los romeros de Coto Brus completaron su viaje a los pies de la Negrita, en la basílica.
La celebración religioso de este 2 de agosto en la basílica comienza a las 9 a. m. Las actividades concluyen el sábado 3 con la tradicional pasada de la imagen a la catedral de Cartago.