Le gustaba tanto el fútbol que cuando pasó del equipo de fútbol sala del colegio a campo, Rafa Lozano (Córdoba, 2004) le dijo a su padre que quería hacer una prueba con el Real Madrid. Era delantero, era rápido, y sobre todo, era osado a la hora de verse a sí mismo más allá de los límites físicos o mentales en los que deambula el común de los mortales: «Siempre he soñado a lo grande y nunca he querido pasar desapercibido en este mundo», dice al recordar aquello, tan lejano, tan previo al imperio pugilístico que empieza a alicatarse alrededor de su nombre en París . De pequeño ya tenía esa mentalidad, y ya fuera por eso o por sus...
Ver Más