Lejos de perjudicar al PP, la decisión de Vox de romper en cinco gobiernos autonómicos ha acabado beneficiando a los barones populares, tal y cómo viene reflejándose en las primeras encuestas que NC Report ha realizado para LA RAZÓN como análisis electoral sobre las consecuencias de la separación.
En el caso concreto de Extremadura, el movimiento del partido de Santiago Abascal de hacer saltar por los aires sus pactos autonómicos con los populares tan solo un año de experiencia gubernamental, tiene una consecuencia directa: si hoy hubiese elecciones en esta comunidad, el PP subiría cuatro escaños y se encontraría a uno de obtener la mayoría absoluta para gobernar en solitario. Unos datos que vienen a respaldar el mantra de la presidenta de Extremadura y líder del PP en la comunidad, María Guardiola, que asegura estabilidad en la región tras romper Vox. «Tenemos mayoría», repite.
Según refleja el estudio realizado con 1.000 entrevistas entre el 18 y el 23 de julio, unas elecciones anticipadas reforzarían a los grandes partidos, es decir PSOE y PP–destacando aquí al PP–, mientras que las formaciones a su izquierda y derecha comenzarían a mermar su apoyo, especialmente sufriría la coalición Unidas Podemos, que, hoy por hoy, desaparecería del parlamento extremeño.
De repetirse elecciones, ya no habría dudas, los populares ganarían los comicios. Y es que, hace un año PSOE y PP empataron en escaños y fue Vox quien permitió a los populares la gobernabilidad a cambio de entrar en el Gobierno. El PP se situaría a tres escaños de ventaja frente al PSOE. Los populares, según la encuesta, ganarían 35.524 votantes, cuatro escaños más, pasando de los 28 actuales a los 32 que recogerían, mientras Vox perdería en estos momentos ya 7.137 electores y un escaño. Tan solo en menos de un mes desde que se produjera la ruptura del PP con Vox. Los populares, además, cosecharían buenos resultados entre la bolsa de votantes de los de Santiago Abascal, pues seducirían a 12.000 de los afines que los votaron en las elecciones de mayo del año pasado. Es el PP el que mejor consigue retener a su electorado (a un 91,8 por ciento) y quien en el trabajo diario de afiliación, más beneficio obtiene. Lograrían 24.000 votantes nuevos por esta vía. El PP, eso sí, todavía cede algo de sus electores a Vox, hasta 6.000, mientras que pierde a 13.000 electores, que se abstendrían si hay elecciones.
Aun con este panorama en el que los populares registran una notable subida en muy poco tiempo, sí hoy hubiese elecciones, el PP de María Guardiola seguiría necesitando un pacto con Vox para revalidar la Junta de Extremadura o negociar con los socialistas para gobernar con su abstención. (La mayoría absoluta está en 33 escaños). Extremadura fue precisamente la comunidad autónoma en la que, nada más celebrarse elecciones, la dirigente popular trató de levantar un muro contra Vox, negándose a un pacto con este partido, aunque –finalmente– ésta tuvo que recabar el apoyo de Vox para ser investida presidenta.
En la izquierda, el PSOE también apunta una subida, en menores proporciones. Pasaría de los 28 a los 29 escaños, segundo partido más votado y captaría casi 3.000 votantes. Este incremento lo lograrían a costa de la defunción de la izquierda alternativa. El PSOE que ahora lidera Miguel Ángel Gallardo se quedaría con 15.000 afines a Unidas Podemos por Extremadura y ganaría otros 5.000 votos de otras formaciones. Además, los pronósticos vaticinan que los socialistas se encontrarían en plenas facultades para atraer a nuevos electores, a 23.000. Son el segundo partido que más incrementa su base electoral por esta vía y también los segundos que mejor fidelizan a los suyos, hasta el 83,5% de su electorado lo retendrían, aunque 19.000 afines se quedarían en la abstención.
El partido que más sufriría sería Unidas Podemos por Extremadura, que desaparecería. El declive del espacio a la izquierda del PSOE a nivel nacional arrastra también a uno de los únicos «fuertes» que aguantó hace un año en las elecciones de mayo, las últimas en las que Podemos se presentó con su marca, a la espera del nacimiento de Sumar. Los morados cuentan con cuatro escaños en Extremadura y su líder, Irene de Miguel es una de las únicas dirigentes autonómicas de Podemos con peso relevante. Esa alianza hoy sería difícil de reeditar porque IU, socio ahora, apoya a Sumar. La encuesta, que da por hecha la ruptura, valora por separado a estos dos actores. Otorga 18.194 votos para la marca de Yolanda Díaz y 15.057 para lo que representaría Podemos. La división en la izquierda penalizaría y al no superar la barrera del 5% y se dejarían casi 3.000 votos respecto al Unidas Podemos de 2023.