El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, sostuvo en una conferencia de prensa internacional que los detenidos durante las recientes protestas en contra del fraude electoral, perpetrado el último 28 de julio, fueron financiados y entrenados en Perú y Chile. Según el mandatario, estas personas llegaron al país latinoamericano hace quince días con el objetivo de desestabilizar su gobierno. Durante su intervención, Maduro también implicó al líder de la banda criminal transnacional ‘Tren de Aragua’, Héctor Guerrero Flores, alias ‘Niño Guerrero’, como uno de los principales instigadores de los disturbios.
Maduro aseguró que estos individuos “vinieron entrenados de Chile y Perú, de centros de entrenamiento en ambos países”, y que regresaron a Venezuela con planes específicos de ataque. Aunque no presentó pruebas contundentes para respaldar sus afirmaciones, el presidente venezolano declaró que la mayoría de los detenidos en los disturbios del estado de Nueva Esparta tenían conexión con estos países sudamericanos.
La relación entre el régimen de Nicolás Maduro y los gobiernos de Perú y Chile ha sido tensa en los últimos años, debido a las constantes acusaciones y señalamientos de Maduro sobre la supuesta injerencia de estos países en los asuntos internos de Venezuela. La situación se ha agravado con las recientes protestas que estallaron tras los resultados de las elecciones del 28 de julio, donde la oposición venezolana, agrupada en la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), denunció múltiples irregularidades.
Maduro acusó a Héctor Guerrero Flores, alias ‘Niño Guerrero’, líder del ‘Tren de Aragua’, de estar detrás de las manifestaciones violentas. Según el mandatario, Estados Unidos envió a Guerrero a Venezuela para fomentar las protestas y desestabilizar su gobierno. Además, afirmó que Guerrero, quien escapó de una cárcel venezolana el año pasado, recibió ayuda de los expresidentes colombianos Álvaro Uribe e Iván Duque para reingresar al país.
Las protestas en Venezuela se desencadenaron tras la fraudulenta reelección de Nicolás Maduro, que fueron ampliamente cuestionadas tanto a nivel nacional como internacional. El Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó a Maduro ganador, pero la oposición denunció fraude y manipulación en el proceso electoral. Las manifestaciones se intensificaron en el estado de Nueva Esparta, donde se registraron disturbios y actos de violencia.
Según Maduro, los detenidos durante estos eventos violentos tenían vínculos con centros de entrenamiento en Perú y Chile. El presidente también mencionó que casi el 80 % de los migrantes que regresaron a Venezuela en vuelos desde Estados Unidos estaban involucrados en actos criminales relacionados con las protestas. “La inmensa mayoría de estos delincuentes están capturados, a los otros los estamos buscando y los vamos a capturar”, afirmó Maduro.
Perú y Chile han sido críticos del régimen de Nicolás Maduro y han expresado su preocupación por las irregularidades en el proceso electoral venezolano. Recientemente, Perú rompió relaciones diplomáticas con Venezuela después de que el canciller peruano, Javier González-Olaechea, reconociera a Edmundo González, candidato opositor, como el presidente electo de Venezuela. Esta decisión fue lamentada por el gobierno peruano, que reiteró su postura sobre las “múltiples irregularidades” en las elecciones.
Chile, por su parte, ha mantenido una postura firme en contra del régimen de Maduro, apoyando a la oposición venezolana y denunciando las violaciones a los derechos humanos en el país caribeño. La tensión diplomática entre Venezuela y estos países ha escalado, con acusaciones de injerencia y complicidad en los disturbios por parte del gobierno de Maduro.