Las grandes ciudades están llenas de amplias y congestionadas avenidas. Aunque en la actualidad muchas de estas son elaboradas con el fin de facilitar el tránsito de autos, algunas aún mantienen un correcto diseño urbanístico. En este sentido, la famosa revista National Geograpich publicó la lista con las 5 avenidas o calles más bellas y espectaculares del mundo, entre las que se encuentra una de un país de América Latina.
Esta avenida latinoamericana, considerada como uno de los lugares más icónicos de la capital más antigua de América, cuenta con un diseño inspirado en los Campos Elíseos, en París, Francia.
De acuerdo con National Geograpich, Paseo de la Reforma, ubicada en Ciudad de México, es una de las 5 avenidas más bellas del mundo. Esta vía, que se ha convertido en uno de los principales puntos de reunión de manifestaciones de la capital mexicana, cuenta con una extensión de 15 kilómetros, donde también se pueden encontrar los museos más famosos de la nación azteca: el Museo Nacional de Antropología, el Museo Tamayo y Museo de Arte Moderno.
Uno de los datos que más resalta de Paseo de la Reforma es su similitud con Los Campos Elíseos de Francia, el cual sirvió como inspiración para su construcción en 1864, durante en mandato del emperador de México Maximiliano de Habsburgo. Según cuentan leyendas, esta surgió por pedido de su esposa Carlota Amalia de Bélgica, quien señaló que era necesario conectar el Castillo de Chapultepec con el Palacio Nacional.
Esta avenida ha ido cambiando de nombre desde su creación. En inicio se llamó Paseo de la Emperatriz; sin embargo, tras la llegada del gobierno de Benito Juárez y la restauración del gobierno republicano, pasó a ser conocido como Pasea Degollado en honor a Santo Degollado. Finalmente, tar la muerte de Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada le brindo su actual título: Pasea de la Reforma.
Uno figuras más icónicas del Pasea de la Reforma es la “Columna de la Independencia” o “El Ángel”, obra del arquitecto Antonia Rivas Mercado, mientras que las esculturas estuvieron a cargo del italiano Enrique Alciati. Esta se inauguró el 16 de septiembre de 1910 como parte de las celebraciones por el centenario de la Independencia de México.