Las personas narcisistas tienen una admiración excesiva por sí mismas y una falta de empatía hacia los demás. Según la reconocida psiquiatra Marian Rojas, narcisista es "aquel que tiene un amor desproporcionado hacia sí mismo, que solo piensa en él y que está convencido de que es superior al resto".
Según Rojas, el ser narcisista es considerado un trastorno, de hecho, está recogido en el Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (el libro que usan los psiquiatras para diagnosticar a las personas). Es conocido como el Trastorno de la Personalidad Narcisista.
Según se recoge en el Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, las personas con este trastorno comparten una serie de características:
Según la psiquiatra, detrás de una personalidad narcisista, "hay una persona con una baja autoestima y por eso necesita la valoración y aprobación constante". Estas personas tienen una especie de máscara y "debajo de ella hay una enorme inseguridad o incluso una depresión encubierta", como explica Rojas.
Lo complejo según narra la experta, es que las personas narcisistas no van al psiquiatra porque creen no tener ningún problema. Para ellos y por definición, es impensable tener un problema. Los trastornos de la personalidad hacen daño a la persona que lo padece pero también a las personas de su alrededor, así que a menudo, "aparecen en consulta acompañados de su mujer o marido", dice Rojas. En consulta "te das cuenta de que debajo hay una depresión encubierta, una gran inseguridad en sí mismos, o envidia porque el éxito de los demás les opaca".
"Hay que entender que el amor propio y tener un orgullo sano es bueno para la salud porque sino te hundes". Pero, ¿cuál es la diferencia entre ser narcisista y tener amor propio y autoestima? Según Rojas, "la autoestima es el resultado de que te hayan querido de forma adecuada, de que tú estés a gusto contigo mismo, de que el entorno y tú tengáis un equilibro". Otra cosa muy distinta es el amor propio desproporcionado, el querer estar siempre por encima de los demás y a costa de ellos.
Uno de los grandes peligros de estas personas es que, a priori, son encantadoras. No se les ve venir. "Te embelesan, te escuchan y se interesan por lo que les estás diciendo para captar tu atención, pero en realidad, más adelante usarán esa información para sentirse superiores" y acaban haciendo mucho daño.
Según la psiquiatra "una pareja narcisista es un drama. El amor es querer y cuidar al otro, por supuesto queriéndose a uno mismo primero, pero la persona narcisista solo desea ser el centro de la relación".
Lo más importante es detectar si esa persona cercana efectivamente es narcisista. Hay que darse cuenta, por ejemplo, valorando si te hace sentir poca cosa. Después hay que ver cómo se gestiona. Es muy difícil que estas personas se dejen ayudar así que en algunos casos lo mejor es marcar una distancia y volver a acercarse cuando se pueda gestionar bien.
Según la experta, también es útil ponerse el "impermeable" psicológico para que aquello que diga o haga esa persona directamente nos resbale. Pero si no se es capaz de hacerlo, igual lo mejor es tomar distancia. "A veces el problema es que vivimos pegados a gente que nos perturba demasiado" aclara Rojas.
Pero si algo no recomienda la experta, es notificar a esa persona de su actitud o personalidad narcisista. "Es un ataque muy frontal y estas personas ese tipo de ataques los llevan muy mal e incluso te puede atacar con algo que te haga sentir peor", específica Rojas. La palabra narcisista en sí misma es muy hiriente así que hay que evitarla. Lo mejor es transmitir un mensaje de desacuerdo con la actitud o comportamiento desde el sentimiento y el dolor que genera.
Narciso era el hijo del dios del río Cefiso y la ninfa Liríope. Desde su nacimiento, se profetizó que viviría una larga vida siempre y cuando no conociera nunca su propio reflejo. Narciso creció y se convirtió en un joven extremadamente hermoso, atrayendo el amor y la admiración de muchas ninfas y mortales, pero su corazón era frío y no correspondía a nadie.
Una de las ninfas que se enamoró de él fue Eco, quien había sido maldecida por la diosa Hera para repetir solo las últimas palabras que escuchara. Eco seguía a Narciso por los bosques, incapaz de expresar su amor con palabras propias. Cuando finalmente se atrevió a acercarse a él y le confesó su amor, Narciso la rechazó cruelmente. Eco, devastada por el rechazo, se retiró a una cueva y murió consumida por el dolor, dejando solo su voz.
La diosa Némesis, escuchando las súplicas de los desdichados amantes de Narciso y apiadándose de Eco, decidió castigar a Narciso. Un día, Narciso se acercó a un estanque de agua cristalina para beber. Al ver su reflejo en el agua, quedó tan fascinado por su propia belleza que no pudo apartarse. Se enamoró perdidamente de su imagen, sin darse cuenta de que era solo un reflejo. Incapaz de consumar su amor y desesperado, Narciso terminó cayendo en el agua y ahogándose. En el lugar donde murió, creció una flor que lleva su nombre: el narciso.
El término "narcisista" proviene de esta leyenda y se usa para describir a personas que tienen una admiración excesiva por sí mismas y una falta de empatía hacia los demás. En psicología y como explica Marian Rojas, el narcisismo se refiere a una característica de personalidad donde el individuo tiene una necesidad constante de admiración y un sentido desmedido de su propia importancia. Esta condición puede llegar a ser parte de un trastorno de personalidad más amplio conocido como Trastorno Narcisista de la Personalidad.
