Cuando era solo una niña, Milagro Mena Solano jugaba fútbol en su escuela en Orotina. Aunque no le gustaba tanto, lo hacía para estar en el grupo con sus amigos.
Después, empezó a practicar el yudo, disciplina que le empezó a seducir. Aunque para ello debía trasladarse en su bicicleta de su casa a las prácticas. Mila también debía hacer los mandados de su mamá en su bici, por lo que era común ver aquella chiquilla pedaleando para arriba y para abajo, por el centro de Orotina.
Con el tiempo, Milagro se empezó a “enamorar” del ciclismo y le confesó a su mamá, Teresa Solano, que deseaba practicarlo como un deporte y no solo para hacer los mandados diarios de la casa. Quería salir en grupo los fines de semana con sus amigos y vecinos.
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Aquella confesión de Milagro le pareció bien a su mamá, quien habló con Rafael, el tapicero de Orotina, quien era muy aficionado al ciclismo. El primer ride de Milagro en grupo fue a Puntarenas y desde entonces no paró hasta estar a las puertas de competir en sus segundas olimpiadas.
Milagro participará por segunda ocasión en los Juegos Olímpicos, este domingo 4 de agosto en la prueba de ruta, que tendrá 158 kilómetros. El evento está previsto para arrancar a las 6 a. m.
La orotinense, quien forma parte del equipo continental Soltec Iberoamérica Costa Cálida, estuvo presente en Río, Brasil 2016, donde no pudo concluir la prueba de ruta.
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“En estos días vivo con una mezcla de sensaciones: miedo, alegría, susto, de todo. Sabemos que debemos hacer la mejor carrera de nuestra vida, y esperamos no tener ese día malo que puede echar por tierra toda nuestra planificación. Esperamos tener las mejores sensaciones de la vida”, declaró Mena en una entrevista con la periodista colombiana Marisol Toro para la página especializada Crciclismo.com.
En el programa Noches de Ciclismo Femenino, Milagro le confesó a la periodista que sus inicios no fueron fáciles. A sus primeros Juegos Nacionales asistió con unos zapatos comprados luego de hacer una recolecta entre sus familiares y con una bicicleta que sus padres le compraron a pagos.
“Aquella primera bicicleta no es como la que actualmente tengo gracias a mi patrocinador Specialized. La actual es un avión y la primera, si se dañaba algo, tenían que regalarme los repuestos porque no había dinero para comprarlos. Recordando todo eso, uno se da cuenta de que cuando las cosas cuestan así, saben tantísimo y se disfrutan mucho más”, confesó Mena.
De la mano del entrenador José Castro, Milagro compitió en cuatro ediciones de los Juegos Nacionales, donde ganó 12 medallas de oro (tres por edición) y empezó a plantearse nuevos retos.
En la ceremonia de inauguración, el pasado 26 de julio, Milagro Mena fue una de las abanderadas de Costa Rica junto a Gerald Drummond y, mientras navegaba en el barco del desfile en el Río Sena, no pudo contener las lágrimas de la emoción.
“En estos días vivo con una mezcla de sensaciones: un poco de miedo, alegría, susto, de todo. Sabemos que debemos hacer la mejor carrera de nuestra vida. Tenemos la fe de no tener ese día malo que puede echar por tierra toda nuestra planificación. Esperamos tener las mejores sensaciones de la vida y hacer una buena carrera”, declaró Mena.
La pedalista, madre de un niño que cumplirá 12 años en agosto, aseguró que desde que recibió la confirmación de que sería la representante del ciclismo femenino en París 2024, empezó a investigar todos los detalles de la ruta. Tiene claro que será una carrera muy dura, con un terreno de muchos repechos y más de 2000 metros de desnivel.
“Después de analizar la travesía, sé que enfrentaremos un circuito de 90 kilómetros que sale de París y posteriormente regresa para completar dos vueltas más, con un ascenso de aproximadamente de dos kilómetros hasta la Basílica del Sagrado Corazón, en la colina de Montmartre, por lo que allí posiblemente se definirá la competencia”, enfatizó Mena.
Mila es consciente que el ciclismo femenino costarricense tiene la deuda de no haber completado la prueba de ruta en unos Juegos Olímpicos. Ella no lo logró en Río 2016 y tampoco María José Vargas en Tokio 2020.
La única ciclista que terminó su competencia fue Karen Matamoros hace 20 años, en las justas de Atenas 2004, pero en la modalidad de Cross Country, en el ciclismo de montaña.
“No será fácil. Hay que tratar de estar bien resguardados en el grupo y solo se puede hacer si hacemos una carrera inteligente. Creo que será una prueba superexplosiva. Hay que planificarlo todo, hasta el bajar a recibir asistencia en el carro, que será compartido con otros países. Será una competencia de mucho compromiso y debemos hacer la mejor carrera y terminarla de la mejor forma”, enfatizó Mena.
