Cuando voy por la calle a media mañana me gusta observar a la gente y juego a adivinar quién se ha comido mi pollo. ¿Será ese señor entrado en años con pinta de cesante de Galdós? ¿Tal vez esa señora con pelo a lo Castafiore que no sabe lo que es el estrés? ¿O ese joven con el desaliño justo que confía en que una herencia a tiempo resuelva sus finanzas de por vida? Suertudos, personas que no trabajan, o lo disimulan muy bien, son los 'bon vivant' a los que no se dirige esta columna porque disponen de tiempo para leerla mientras disfrutan de una vida plácida en la que no tienen la necesidad de producir. Esto es más...
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