Mar Molné (Tarragona, 2001) dispara sin presión. Acudió a París tras un peregrinaje angustioso, que le tuvo en vilo hasta la última prueba, y ahora empuña la escopeta con la mente limpia, suave, luminosa. Cuando los nervios desaparecen y el mundo se reduce a un plato que vuela, la vida de pronto se simplifica. La joven Molné, en sus primeros Juegos Olímpicos , encabeza la clasificación de las tiradoras después de las tres primeras rondas clasificatorias en la disciplina de foso ('trap' en inglés). Completó un recorrido inmaculado y abatió los 75 platos de la jornada. Si el pulso no le tiembla en las dos últimas mangas, que se celebrarán este miércoles por la mañana, entrará en la lucha por las medallas. A Fátima Gálvez (Baena, 1987), sin embargo, los escenarios imponentes ya no le impresionan. Lleva demasiadas muescas en la escopeta e incluso conoce cuánto pesa una medalla olímpica colgada del cuello. Ganó el oro en Tokio formando pareja con Alberto Fernández y ahora intenta revalidarla en el cuadro individual. En el campo de tiro de Chateauroux , un pueblecito de la Francia rural situado a 300 kilómetros de París, Gálvez se mostró segura, inapelable, dominadora. Falló un plato en su primera manga, pero acabó la jornada con dos plenos. Ocupa el segundo lugar en la clasificación provisional, por detrás de su sorprendente compañera de equipo. Quedan todavía muchos platos por abatir. El miércoles por la mañana se celebrarán las dos últimas mangas clasificatorias y las seis primeras tiradoras ocuparán un puesto en la final, que tendrá lugar esa misma tarde. «Las condiciones son las óptimas; hemos hecho una gran temporada », resumió hace unos días la deportista cordobesa, cuando compareció ante la prensa. La situación del campo de tiro, en medio de la nada, parece favorecerles. «Tenemos la suerte de que estamos a tres horas. No vivimos ese agobio, esa gente... Estar fuera de París nos da más tranquilidad y más accesibilidad a los servicios», apuntaba Molné. Su suerte en la última jornada quizá se esté decidiendo en estos momentos; ambas deben superar la ansiedad de tener el objetivo tan cerca y evitar despistarse con pensamientos venenosos. Los tiradores realizan un trabajo continuo con sus psicólogos para ayudarles en la concentración y en la superación de todas las dificultades que puedan encontrar en el campo de tiro o en su entorno. « La preparación mental es tan importante como la física y la técnica. Hay que entrenar en buenas, malas y pésimas condiciones. Incluso saber responder tras una catástrofe», señala Gálvez. El tiro español queda en manos del equipo femenino. Sus compañeros no han logrado entrar en las finales. Ni Alberto Fernández , que compartió con Fátima la gloria del oro en Tokio, ni el joven Andrés García pudieron meterse entre los seis primeros de la clasificación. El veterano tirador madrileño tropezó en la primera manga, con dos fallos, y pese a lograr luego varios plenos no consiguió acortar las distancias con sus predecesores. Un fallo en la última serie terminó por enterrar sus pretensiones. Acabó la clasificación en el puesto número 14, con 121 puntos. Algo más abajo, en el vigésimo segundo lugar, finalizó su primera participación olímpica Andrés García, que abatió 118 platos , lastrado también por un mal comienzo.