Cuando pase la grande polvareda, volveremos a meternos con los periodistas . Ahora, no. Ahora hay que estar con ellos, sin una sola deserción. Con los periodistas de raza, no con el cuerpo de casa del presidente del Gobierno. Con los periodistas que buscan la verdad, sin terminar de encontrarla, y siguen persiguiéndola con obstinación. Con los periodistas que ponen su inteligencia al servicio de la realidad , no de sus hormonas o de los diversos poderes. Con los periodistas independientes y honrados, si es que esos atributos tan literarios permiten ganarse la vida todavía. Y sin hacer de eso pública ostentación, porque entonces se convierte en publicidad y se cobra aparte. Buenos periodistas, grandes periodistas, que tanto ayudan a...
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