Oriente Próximo contiene la respiración ante la que parece inminente respuesta de las Fuerzas de Defensa de Israel a la muerte de 12 niños y adolescentes que jugaban al fútbol en la tarde del sábado en la localidad de Majdal Shams, en los Altos del Golán. Aunque Hizbulá niega su responsabilidad en lo ocurrido –asegura que la tragedia fue resultado del impacto de un interceptor de misiles israelí–, el Gobierno presidido por Benjamin Netanyahu acusa al partido-milicia libanés del lanzamiento del proyectil que acabó golpeando de lleno en un campo de deporte de la localidad bajo administración israelí desde 1967. Y promete una acción contundente después de que el Ejecutivo diera en las últimas horas al ministro de Defensa, Yoav Gallant, órdenes para tomar las medidas «pertinentes».
En la tensa jornada del lunes, Hizbulá comenzó a movilizar sus «misiles de alta precisión» ante la eventualidad de un ataque israelí, un extremo que confirmaron mandos de la organización apéndice de Irán a la agencia AP y recogieron medios israelíes.
Durante la mañana, un ataque con dron de las fuerzas israelíes acabó con la vida de dos milicianos de la organización chiita en el sur de Líbano. Según medios del país de los cedros, dos personas murieron y tres resultaron heridas, incluido un niño, como resultado de un ataque con dron que tuvo como como blanco un vehículo y una motocicleta que transitaban entre las localidades de Mays al-Jabal y Shaqra.
Durante la tarde medios libaneses daban cuenta de otro ataque con dron contra un vehículo, en este caso en la localidad meridional de Kfar Roummane, acción que se habría saldado con cuatro heridos. Por otra parte, las fuerzas navales israelíes derribaron este lunes un dron que sobrevolaba aguas territoriales israelíes y había sido lanzado desde Líbano. Asimismo, las sirenas fueron activadas en la región israelí de la Galilea Occidental ante la detección del lanzamiento de cohetes.
Por su parte, Netanyahu visitó este lunes las calles de Majdal Shams, la localidad de mayoría drusa –un grupo étnico de lengua árabe que constituye menos del 2% de la población israelí– donde el sábado murieron 12 niños y adolescentes y cuarenta personas más resultaron heridas. El jefe del Gobierno israelí, que fue abucheado por un grupo de vecinos que le acusan de tenerlos «abandonados» desde que comenzó la guerra, aseguró que la respuesta al supuesto ataque de Hizbulá será «dura».
«Hizbulá, con el apoyo de Irán, ha perpetrado un ataque con cohetes iraníes que se ha llevado las vidas de doce almas puras. Doce niños y niñas que estaban jugando al fútbol y que, desgraciadamente, no pudieron refugiarse a tiempo. Mi corazón está partido en dos por esta tragedia. Queremos dar nuestro cariño a sus familiares, que están atravesando un momento de sufrimiento indescifrable», afirmó el veterano líder israelí.
Entretanto, uno de los ministros más extremistas del gabinete israelí, el titular de Finanzas Bezalel Smotrich insistía en la jornada del lunes que la única solución a la crisis es la ocupación del sur de Líbano. Israel ya ocupó una franja meridional de Líbano desde comienzos de 1980 hasta su retirada de mayo de 2000.
A pesar de que la organización apéndice de Irán no ha dejado de llevar a cabo ataques con cohetes, misiles y drones desde que comenzara la guerra entre Tel Aviv y Hamás en Gaza contra territorio israelí, sus líderes insisten en no tener intención de entrar en una guerra abierta con Israel. Para la milicia considerada terrorista por la UE y Estados Unidos el enfrentamiento con Israel le ha costado la vida a unos 350 miembros de la organización desde el pasado mes de octubre.
Frente a la cautela y los temores de la organización libanesa, desde Teherán el nuevo presidente Masoud Pezeshkian –que tomó el domingo posesión como nuevo jefe del Gobierno– avisaba este lunes de las «serias consecuencias» que, a su juicio, tendría una respuesta de Israel a Hizbulá. Aunque Hizbulá presume de independencia operativa, la fortaleza de la organización político-militar –convertida en un Estado dentro del Estado libanés– no se explica sin el apoyo financiero y logístico iraní.
Mientras tanto, y ante lo que parece una inevitable escalada que podría tener como objetivo tanto los feudos de Hizbulá en el sur o el valle de la Becá, así como Beirut, entretanto las compañías aéreas Lufthansa y Air France decidieron este lunes cancelar todos los vuelos desde y con destino la capital libanesa hasta nueva orden. El ministro de Exteriores libanés, Abdallah Bou Habib, advertía que «cualquier guerra contra Líbano se transformará en una guerra regional».