Ingresar al Ejército no es solo una cuestión de vocación y disciplina; también implica estar físicamente preparado para enfrentar diversas situaciones que demandan un alto nivel de rendimiento físico. La preparación física es crucial para garantizar que los soldados puedan cumplir con sus deberes de manera eficiente y segura. Las Fuerzas Armadas españolas han establecido un conjunto de pruebas físicas para evaluar la aptitud de los aspirantes.
La Resolución 452/38152/2024, del 7 de mayo, emitida por la Subsecretaría, establece los requisitos físicos necesarios para el ingreso en los centros docentes militares de formación. Esta normativa abarca tanto el ingreso directo como la promoción interna, y aplica a las escalas de oficiales y técnicas de los Cuerpos de Ingenieros.
En este contexto, superar estas pruebas se convierte en un desafío que requiere dedicación, entrenamiento y una preparación integral. A continuación, se presentan las seis pruebas físicas que deben superar los aspirantes para ingresar al Ejército español, así como los requisitos adicionales que se deben cumplir.
Una de las más importantes es la prueba de tren inferior. Esta consiste en saltar tan alto como sea posible y medir la potencia muscular en las piernas. El aspirante debe realizar un salto desde una posición fija, sin tomar carrera, y alcanzar una distancia mínima. La técnica es esencial, ya que se requiere un fuerte impulso inicial y una buena coordinación para aterrizar correctamente.
De igual manera, hay pruebas de tren superior que evalúan la resistencia de los músculos extensores de los brazos, el pecho y los hombros, y el circuito de agilidad evalúa la habilidad de los aspirantes para moverse con rapidez y precisión a través de un recorrido especialmente diseñado para desafiar sus capacidades motoras.
Además, la prueba de velocidad evalúa la capacidad del aspirante para correr 50 metros en el menor tiempo posible. Este test es crucial para determinar la agilidad y la rapidez de reacción, habilidades vitales en situaciones de combate y en otras tareas militares que requieran velocidad, y también va en sintonía con el test de resistencia cardiovascular que se mide mediante una carrera de 1.000 metros a ritmo constante y sostenido.
Finalmente, los soldados no solo deben ser habilidosos en la tierra, sino también demostrar competencias acuáticas al nadar 50 metros en una piscina en el menor tiempo posible.
La convocatoria ofrecerá un total de 122 plazas, distribuidas entre diversas escalas y modalidades de ingreso. Este número de vacantes refleja la significativa demanda y el interés por unirse al Ejército español. Para los aspirantes, estas pruebas representan no solo un reto físico, sino también una oportunidad para demostrar su compromiso y determinación de servir al país.
También hay otros requisitos, además de superar estas pruebas físicas. Primero, deben ser ciudadanos españoles o de algún país con acuerdos específicos con España. También deben estar dentro de un rango de edad especificado, generalmente entre 18 y 29 años, aunque esto puede variar según la convocatoria y el puesto al que se aspire.
Es fundamental que no tengan antecedentes penales, ya que se requiere una conducta intachable para formar parte de las Fuerzas Armadas y pasar un examen médico riguroso que certifique que están en óptimas condiciones de salud para soportar el entrenamiento y las operaciones militares.
