Rafael Nadal digiere una derrota de las que hieren a su ADN competitivo. No ha sabido ser quien quería ante un Novak Djokovic superior en el capítulo 60 de su rivalidad . Y así lo acepta. «Simple: un jugador ha sido mucho mejor que el otro. Durante una hora ha sido duro de digerir, aunque lo he hecho. He intentado estar con la actitud y la mentalidad adecuadas para aceptar. Sabía que había una posibilidad de que pasara algo así. No he sido capaz de jugar al nivel que necesitaba para crearle problemas. Él tampoco me ha regalado nada, ha estado inspirado y yo no he tenido la calidad de bola continuada para crearle problemas», analizó de primeras. También añadió un componente que sigue ahí, desde que intentara este regreso competitivo tras un año de parón y una operación de cadera, el cuerpo: «Tampoco tengo las piernas de hace 20 años. Sin calidad de bola y sin piernas de hace 20 años, pues no vas a crear problemas al mejor jugador de la historia. Fácil análisis. No he estado a mi nivel, el otro sí». Aun así, se revolvió contra las circunstancias y protagonizó esos momentos tan nadalianos de devolver la chispa de la ilusión cuando todo parece perdido. Recuperó una opción de rotura y otra más para pasar del 1-4 al 4-4 antes de que Djokovic impusiera su revés letal. «La reacción no ha sido completa, con opción de 5-4 arriba no he sido capaz de convertirla y se acabó», asumía el balear, que no quiere pensar más allá del dobles del martes con Alcaraz. «Las decisiones que tenga que tomar lo haré después de aquí. Estoy en competición. me queda el doble y no es momento de venirse abajo, sino de aceptar una derrota dura por la forma, y también por la forma es fácil de aceptar: no he estado al nivel. Pero no voy a fallar en la actitud y la mentalidad para mañana», comentó antes de ahondar en si este había sido su último partido en París, en individual. «No puedo estar pensando todo el día en eso. Es muy difícil recuperar un nivel óptimo si estoy cada día pensando en si me retiro o no me retiro. Intento vivir mi día a día. Vengo de dos años muy difíciles. No he tenido continuidad. Me he dado un tiempo extra para ver si era capaz de recuperar muchas cosas. Pero no lo puedo vivir pensando si es es el último o no es el último. Es una mosca detrás de la oreja que no te deja desarrollar para darte la opción real», señaló. «Intento mirar hacia delante. Me di hasta las olimpiadas, cuando termine tomaré las decisiones que tenga que tomar en base a la ganas que yo tenga y mis sensaciones. Aunque para muchos tenga poco sentido, yo llevo dos años sufriendo, me he operado de una cadera, y necesita mucho tiempo de recuperación, me voy sintiendo mejor físicamente. Si siento que no soy competitivo y no tengo la capacidad de ser competitivo, pues tomaré la decisión de irme, pero he jugado poquito. Estoy intentando hacer lo que puedo para disfrutar y ser competitivo. Si después no tengo más ganas de jugar, os lo comunicaré. Dejadme elegir lo que tenga que hacer cuando lo tenga que hacer», zanjó. Eso sí, no hay problema en el muslo. Sigue llevando la venda como protección, pero la fibra dañada no le afecta para ningún movimiento. Así que está listo para el partido del martes con Carlos Alcaraz.