Chile pidió que "veedores internacionales den cuenta de la veracidad" de los datos presentados por el CNE. Mientras que, por su parte, el Gobierno de Gustavo Petro pidió una auditoría independiente de los resultados electorales en Venezuela.
La cuestionable victoria de Nicolás Maduro en las elecciones de Venezuela el pasado 28 de julio causó la reacción de varios gobiernos en América Latina y la Unión Europea. Chile y España son algunos de los países que expresaron su cuestionamiento sobre el resultado que lo reelegiría a Maduro, quien, antes de los comicios, amenazó en varias ocasiones con un "baño de sangre" en caso de no obtener la victoria.
Por su parte, el candidato de la oposición, Edmundo Gonzales, quien se mostró liderando en las encuestas y en conteos de boca de urna, también se expresó. "Los resultados son inocultables. El país eligió un cambio en paz", indicó el postulante mediante su cuenta oficial de X, antes Twitter.
De acuerdo con el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, Nicolás Maduro obtuvo la victoria con el 51,2% de los votos, mientras que el opositor Edmundo González alcanzó el 44,2%. Estos resultados se anunciaron después de la medianoche en Caracas, Venezuela.
"El régimen de Maduro debe entender que los resultados que publica son difíciles de creer. La comunidad internacional y, sobre todo, el pueblo venezolano, incluyendo a los millones de venezolanos en el exilio, exigimos total transparencia de las actas y el proceso", indicó el presidente de Chile, Gabriel Boric, mediante su cuenta de X. Además, pidió que "veedores internacionales no comprometidos con el Gobierno den cuenta de la veracidad de los resultados".
