Algunos españoles han recibido ya la devolución de la Declaración de la Renta de 2023. Pero otros muchos contribuyentes no. Expertos fiscales comienzan a denunciar retraso en los pagos por parte de Hacienda, al menos respecto al ritmo que venía aplicando el año pasado por estas mismas fechas.
“La devolución ha sido aceptada y se está tramitando la transferencia”. Este es el comienzo del proceso de devolución de la Renta por parte de la Agencia Tributaria, cuando la declaración sale negativa. Una vez formalizada la documentación, los datos pasan a formar parte de un sistema informático, en el que se plasma el orden de operaciones de devolución.
Según ha podido conocer Confidencial Digital, por fuentes próximas a Hacienda, el procedimiento que se está siguiendo en este ejercicio para las devoluciones se centra en abonar primero las cantidades más bajas.
Sin embargo, la Agencia Tributaria no está llevando a cabo la práctica, habitual en otras campañas de la Renta, de devolver a más personas menos importe, de forma que sean más los contribuyentes que se vean beneficiados.
En todo caso, Hacienda dispone de un plazo de seis meses para efectuar el abono. La Ley de IRPF establece que las devoluciones deben realizarse antes del final de año (el plazo legal vence, por tanto, el próximo 31 de diciembre) para quienes obtuvieran un resultado negativo -es decir, a devolver- en su declaración de la Renta.
La campaña de la Renta correspondiente al ejercicio 2023 concluyó el pasado 30 de junio. Fue la última jornada para confirmar el borrador que entrega Hacienda y cuyo trámite podía realizarse desde el 3 de abril.
Por el momento, la Agencia Tributaria ha devuelto 9.042 millones de euros a unos 12.814.000 contribuyentes. Desde que se inició la campaña de la Renta de 2023, el Estado ha emitido ya el 78,9% de las devoluciones solicitadas por los ciudadanos en número, y el 66,6% en importe.
Según los datos recabados por ECD, hace un año Hacienda había reembolsado 8.301 millones de euros a 12.041.000 contribuyentes tras concluir la campaña del IRPF del ejercicio 2021. Sin embargo, el 80,2% de las devoluciones solicitadas y el 70,1% de los importes ya habían sido abonados a estas alturas del mes de julio.
Por lo tanto, ahora casi tres millones de españoles en total están viendo retrasada la devolución del IRPF. Son medio millón más de contribuyentes respecto a las mismas fechas de julio del año pasado.
Expertos fiscales, a los que ha tenido acceso ECD, apuntan que el ritmo de devolución del IRPF depende, en muchas ocasiones, del nivel de recaudación del Estado.
Hay que recordar que el Gobierno ha convencido a Bruselas de que no le abra procedimiento por déficit excesivo, es decir, se libra de un reproche fiscal que sí se llevarán otros países por no situar sus números rojos este año por debajo del 3% del PIB.
Los motivos que ha expuesto España son que en 2023 su déficit público era del 3,6% y que en 2020, en lo peor de la pandemia, llegó al 10,1%: una rebaja de casi siete puntos en tres años. Y esa tendencia va a continuar en 2024 y 2025, según las previsiones, tanto de España como de la UE.
Para alcanzar ese objetivo, reconocen fuentes internas de Hacienda, el Gobierno ha entregado 1.000 millones menos que el año pasado en devoluciones por estas fechas, y ha anotado como ingreso del Estado el dinero no abonado, con el fin de rebajar así el déficit.
La Comisión Europea ha aceptado los argumentos de España para que no se le abriera un procedimiento de déficit excesivo, pero eso no quiere decir que se olvide de que el Ejecutivo tiene un problema fiscal estructural -un descuadre entre gastos e ingresos públicos persistente- que precisa de una reforma tributaria.
Cerrar el agujero estructural de las cuentas públicas españolas es una reclamación reiterada de Bruselas. Aparecerá de nuevo cuando, en septiembre, comience la negociación de las sendas de ajuste y lo advierta al reclamar, antes de llegar a la demanda de la reforma tributaria, que se presente “a tiempo el plan fiscal-estructural a medio plazo”. En ese programa quiere ver cómo se limita el crecimiento del gasto, porque España debe situar la deuda “en una trayectoria descendente a medio plazo”.
Por ello, en el equipo económico del Ejecutivo reconocen que las cifras de recaudación aconsejan “prudencia”, dada la incertidumbre ante las consecuencias económicas derivadas de la guerra en Ucrania y las medidas de choque que el Gobierno se está viendo obligado a prorrogar con el fin de ayudar a familias y empresas.