Los productores de leche y queso de Turrialba están inmersos en un proyecto para obtener la certificación de Denominación de Origen (DO). Esta iniciativa busca fortalecer sus capacidades y mejoras productivas, como alternativa para competir con productos sin aranceles importados desde Estados Unidos, previstos en la desgravación del Cafta a partir de 2025.
De Turrialba a la mesa es el nombre del proyecto que involucra 30 fincas lecheras y ocho plantas procesadoras de queso en los distritos de Santa Teresita y Santa Cruz en Turrialba, zona que agrupa a 500 productores de leche. Esta iniciativa, que recién comenzó, está programada para desarrollarse durante dos años. La DO garantiza la exclusividad en la identificación de un producto debido a sus características únicas logradas en una región geográfica específica.
El proyecto es impulsado por Fundación Crusa y gestionado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en colaboración con la Asociación de Productores Agropecuarios de Santa Cruz de Turrialba (Asoproa).
La certificación de la DO pretende mejorar la calidad de los productos, garantizar la sostenibilidad ambiental y abrir nuevos mercados, según Flora Montealegre, directora ejecutiva de Fundación Crusa. Apuntó que la desgravación arancelaria del Cafta traerá mayor competencia en el sector lácteo costarricense.
El Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (Cafta), estableció una eliminación arancelaria total en un plazo de 20 años para los productos lácteos desde 2006, con un arancel inicial del 66%. Desde 2016 hasta 2025, se ha realizado una reducción anual del 6,6% hasta llegar a 0%.
María Febres, representante en Costa Rica del IICA, indicó que con la DO los productores de queso tienen la oportunidad de ingresar a nichos específicos de mercado. “Es la única forma, porque la desgravación va a impactar a la industria lechera, pero la forma que vemos para competir es a través de nichos de mercado”.
Febres destacó que la DO exige buenas prácticas agrícolas y de manufactura. Junto a este proceso, se trabaja en la obtención de la certificación de inocuidad para garantizar mayor presencia en el mercado nacional, dirigido a un segmento de consumidores con mayor capacidad adquisitiva, para que los productores obtengan mayores márgenes de ganancias.
Quesos importados de Estados Unidos se duplicaron con la desgravación del Cafta
La selección de las 30 fincas y plantas requirió un proceso técnico coordinado por IICA y Asoproa. Febres explicó que se realizó un diagnóstico y se escogieron aquellas comprometidas con las mejoras necesarias para obtener la certificación de la DO. Posterior al diagnóstico, se implementará un plan de mejoramiento para alcanzar la certificación de la DO, ampliando la presencia en el mercado y garantizando mejores precios.
Mario Monge Chacón, presidente de Asoproa, indicó que la meta de la DO es lograr un producto diferenciado en el mercado con altos estándares de calidad. “Esto nos permitirá incrementar la rentabilidad con la disminución de costos y el aumento de recursos”, aseguró.
El proyecto consta de cuatro etapas: diagnóstico, plan de mejoramiento en cada finca y planta procesadora, programa de fortalecimiento de capacidades y acceso a mercados.
Monge, también presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen del Queso Turrialba, resaltó que la iniciativa identificará nuevos canales de distribución, esenciales ante la conclusión de la desgravación arancelaria del Cafta, permitiendo conocer los requisitos comerciales, condiciones de compraventa y aspectos legales. Las fincas y plantas presentarán también una propuesta de empaque con la DO. Actualmente, unas 15 plantas ya cuentan con esta certificación.
La Fundación Crusa lanzó en 2023 una convocatoria para identificar proyectos financiables en el sector agropecuario, con el objetivo de mejorar la productividad y la sostenibilidad ambiental. El IICA presentó esta iniciativa junto con Asoproa. El costo estimado asciende a $900.000, con un aporte de más de $500.000 de Fundación Crusa y un monto superior a $300.000 del IICA, indicó Febres.
“Debemos apuntar a nichos de mercado específicos porque no vamos a competir con la escala de producción de otros países”, reiteró Flora Montealegre, directora ejecutiva de Fundación Crusa.