Una monumental aparición inesperada, pero, a la vez, no sorprendente. Es lo que tiene ser
Kevin Durant, un volcán dormido que entró en abrupta y devastadora erupción para sofocar la determinación y el empuje de la Serbia de
Pesic y
Jokic, que acabó arrasada por el
Team USA en el estreno olímpico (110-84). La estrella de los
Phoenix Suns, que no jugaba desde abril y no había debutado aún con Estados Unidos, desplegó su grandeza rozando la perfección con 23 puntos en su retorno con un 8/9 en tiros de campo y 5/5 en triples.
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