El café es una de las bebidas más comunes de tomar a la hora del desayuno, un momento del día que también es habitual que coincida con la ingesta de medicamentos prescritos. Sin embargo, la mezcla de fármacos y café no siempre es una buena idea. Según advierten varios farmacéuticos en el diario británico Daily Mail, algunos de los medicamentos más comunes podrían verse afectados por el café o cualquier otra bebida con cafeína.
Los antidepresivos son uno de esos medicamentos con los que hay que tener especial cuidado a la hora de tomar, no solo por su larga lista de efectos secundarios, sino también porque la cafeína puede interactuar con ellos «causando potencialmente aumentos peligrosos en la presión arterial«, advierte la farmacéutica y experta en salud Jennifer Bourgeois.
No todos los antidepresivos son iguales, matiza Bourgeois, que apunta a los tricíclicos y los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO), como los que impiden que el cuerpo metabolice adecuadamente la cafeína y, con el tiempo, provoque un ritmo cardíaco elevado y suba la presión arterial.
Por su parte, HaVy Ngo-Hamilton, farmacéutica del Centro Médico de la Universidad de Minnesota, señala directamente a la fluvoxamina, la fenelzina (Nardil) y la tranilcipromina (Parnate) como los peores medicamentos para tomar con el café. Por ahora, no se conocen interacciones entre la cafeína y antidepresivos más modernos como Zoloft, Lexapro y Prozac.
En segundo lugar, también conviene ser cauto con algunos medicamentos para combatir los síntomas del resfriado y las alergias —como Sudafed y Mucinex—, ya que muchos de ellos contienen el estimulante pseudoefedrina, que estrecha los vasos sanguíneos de las fosas nasales para reducir la hinchazón y la congestión.
Beber café con estos medicamentos, indica Ngo-Hamilton, puede hacerte sentir nervioso y ansioso. Por ello, lo recomendable es tomar estos fármacos dos horas antes o cuatro horas después de la taza de café.
En el caso de las personas diabéticas que se tratan con insulina, la farmacéutica Ngo-Hamilton señala que la medicación podría entrar en conflicto con el café de la mañana. «Cuando bebes café, aumenta el nivel de azúcar en la sangre, especialmente si también contiene crema y azúcar», señala. Esto hace que el nivel de azúcar en sangre aumente y, por tanto, la «medicación sea menos efectiva».
De hecho, según una investigación de la Asociación Estadounidense de Diabetes, beber cualquier cosa que contenga cafeína puede aumentar los niveles de insulina y azúcar en sangre.
Además de la insulina, Ngo-Hamilton señala la metformina, un medicamento empleado para controlar el azúcar en sangre. En cualquier caso, lo ideal es realizar un seguimiento del nivel de azúcar en sangre para determinar si la ingesta de café influye con la toma de estos medicamentos.
Los antibióticos, recetados para tratar una amplia variedad de infecciones, también pueden inhibir el metabolismo de la cafeína, lo que provoca un aumento de los niveles de cafeína en la sangre. En este caso, la farmacéutica Jennifer Bourgeois apunta a la ciprofloxacina, también llamada Cipro, que generalmente se usa para infecciones bacterianas como infecciones urinarias e infecciones de la vejiga, diarrea infecciosa e infecciones de los senos nasales.
Entre los medicamentos anticoagulantes, la warfarina es el más antiguo y común en países como EE UU. Según la farmacéutica Ngo-Hamilton, la cafeína puede inhibir la descomposición de los anticoagulantes, lo que permite que una mayor cantidad de fármaco permanezca en el cuerpo. Esto es particularmente peligroso, indica esta experta, ya que si se toma demasiado este fármaco podría provocar un sangrado excesivo, incluso por lesiones menores como un corte con papel.
En esta categoría se sitúan los betabloqueadores, que ayudan a mejorar el flujo sanguíneo y reducir la frecuencia cardíaca. Sin embargo, «cuando bebes café o cualquier bebida con cafeína, aumenta tu frecuencia cardíaca y, en última instancia, aumenta tu presión arterial. No se trata de una interacción farmacológica directa, sino que es más bien una forma de contrarrestar el betabloqueante», apunta Ngo-Hamilton.
La levotiroxina, con la que se trata la tiroides hipoactiva (hipotiroidismo) es poco aconsejable de consumir junto al café, según Ngo-Hamilton, ya que la cafeína es capaz de reducir la tasa de absorción de este medicamento por parte del cuerpo. En este sentido, el doctor William Franklin recomienda tomar este tipo de medicamentos «con el estómago vacío con agua y esperar de 30 a 60 minutos antes de tomar cafeína».
Los fármacos empleados para tratar los síntomas del alzhéimer, también llamados inhibidores de la colinesterasa, previenen la degradación de la acetilcolina, una sustancia química que ayuda a la formación de la memoria y el pensamiento. Sin embargo, ingerir estos medicamentos junto al café refuerza la barrera hematoencefálica, lo que dificulta que el medicamento llegue al cerebro. «En última instancia, reduce la eficacia«, explica Ngo-Hamilton. El Donepezil y la Rivastigmina son los que pueden causar este efecto con mayor probabilidad.
Al igual que puede ocurrir con los fármacos para tratar la tiroides, ingerir medicamentos para la osteoporosis junto al café puede hacer que el cuerpo no los absorba adecuadamente, lo que los hace menos efectivos. Por ello, la farmacéutica Ngo-Hamilton recomienda esperar unas dos horas para tomar el café o comer después de haber tomado estos fármacos.
Los broncodilatadores son una clase de medicamentos recetados para el asma, que relajan y ensanchan las vías respiratorias. Sin embargo, si se mezclan con café, podrían incrementarse algunos efectos secundarios de estos medicamentos, como irritabilidad e inquietud. Ngo-Hamilton recomienda tomar este tipo de fármacos cuatro horas antes o después del café.
Medicamentos como Adderall o Ritalin, que ayudan a regular neurotransmisores como la dopamina y la norepinefrina para mejorar la concentración, la atención y el control de los impulsos, podrían reducir su efectividad si se ingieren junto al café y provocar una mayor hiperactividad, advierte la farmacéutica Bourgeois.
Por último, los fármacos antipsicóticos más habituales incluyen clozapina, risperidona y olanzapina, que generalmente se recetan para la esquizofrenia y el trastorno bipolar, ya que regulan neurotransmisores como la dopamina y la serotonina para mitigar síntomas como las alucinaciones. Sin embargo, el consumo de café puede reducir la capacidad del cuerpo para absorber estos fármacos, lo que sería poco efectivo.