Es un restaurante, pero fue otra cosa: una cueva, un milagro, un misterio, una obsesión. Aquí a un hombre lo tomaron por loco, pero el tiempo le dio la razón a sus delirios. O al menos los alimentó como se alimenta el fuego. Y no eran pocos: aquí, todavía, se dan cita lo paranormal, el Cardenal Cisneros , el emperador Constantino , las flores, los deseos, las psicofonías, los templarios, los masones, la guerra y el revuelto de morcilla (buenísimo). Todo tiene su sentido si nos olvidamos de la lógica tal y como la conocemos. Pero no se preocupen: la Tierra sigue siendo redonda. El hombre se llamaba Armando Rico , y en una era de Titulcia encontró un agujero...
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