La inestabilidad política, económica y monetaria en la que Argentina se encuentra envuelta desde hace ya un buen tiempo es de público conocimiento y las empresas lo han sufrido en carne propia durante todos estos años.
Esa inestabilidad también generó modelos cambiantes para que éstas puedan estructurar deuda para cubrir necesidades de capital de trabajo o apalancar alguna inversión. Tasas subsidiadas, beneficios para PYMES, excesos de pesos en la plaza que llevaron a los bancos a incrementar la oferta o absorción de éstos por parte del Estado mediante ofertas de letras a las entidades financieras, fueron algunas de las situaciones que se vivieron en un panorama dinámico y cambiante.
El mercado de capitales no ha sido la excepción a estas fluctuaciones. Durante algunos años las empresas encontraron beneficios en acceder a él con el objetivo de tomar deuda, mediante una estructura seria y con tasas tentadoras pero la tendencia no duró mucho, ya sea porque la tranquilidad financiera de esa época no se extendió demasiado, o porque el inversor particular no llegó a verse muy motivado en financiar de manera privada o, por qué no, una combinación de ambas.
En la actualidad, el mercado argentino transita una realidad versátil, con brechas cambiarias de alrededor del 40% entre el tipo de cambio oficial y otros mercados alternativos, fuerte baja de la inflación, una economía en recesión en los últimos cuatro años tras la fuerte caída experimentada en el 2020 por la pandemia del coronavirus y este año un ajuste fiscal muy fuerte.
En este contexto, el Gobierno viene implementando una serie de medidas con la intención de dar mayor previsibilidad, flexibilización y libertad de acción para los actores del mercado, y con ello, incrementar volumen al mercado financiero y mejorar la actividad de los mercados en general, de tal manera que vuelva a tornarse una alternativa tentadora de financiación para quien lo demanda, pero también una posibilidad rentable de colocación para los oferentes.
El mercado de capitales en Argentina está regulado por la Comisión Nacional de Valores, lo que le da transparencia y seguridad a sus actores, y presenta distintas alternativas de financiamiento, que les permiten a las empresas acceder a fondos líquidos destinados a capital de trabajo y recursos a largo plazo, a un menor costo, y lo atractivo de esto, es que no sólo está destinado a las grandes empresas y corporaciones, sino también otro tipo de entidades: Pequeñas y Medianas Empresas, cooperativas y asociaciones civiles, pueden encontrar distintas herramientas adecuadas a su perfil y con requisitos alineados a sus estructuras.
Adicionalmente, muchas empresas buscan también un objetivo secundario, pero no por eso menos importante, y es que el ingreso al mercado de capitales aumenta la valoración de la empresa, consolida su imagen y le otorga prestigio y excelencia empresarial.
Un ejemplo de ello es que, a pesar de la situación de coyuntura local, los mercados han logrado encontrar un ámbito próspero para las colocaciones de corto plazo de las Pequeñas y Medianas Empresas, mediante el aumento significativo en el último tiempo de las emisiones de Obligaciones Negociables Pymes Garantizadas, que cuentan con un trámite rápido en la Comisión Nacional de Valores y que, con el aval de entidades bancarias, están obteniendo una rápida colocación. Así también podríamos mencionar otros instrumentos como el pagaré bursátil o el descuento de cheques.
En función de las expectativas de una desregularización de las importaciones y un alivio de la presión fiscal que hoy sufren PYMES y grandes empresas, y dada la necesidad de aumentar su capacidad productiva, es esperable que se observe en el mercado de capitales un aumento del volumen y de los montos emitidos de instrumentos de mayor plazo, como las obligaciones negociables y los fideicomisos financieros abonando el ciclo virtuoso de destinar el ahorro a la inversión productiva y evitando caer únicamente en los vehículos convencionales de financiación con entidades financieras.
En línea con lo mencionado, la Ley de blanqueo y moratoria recientemente promulgada ha introducido un régimen de regularización de activos que busca facilitar la regularización de obligaciones tributarias, aduaneras y de la seguridad social, con el objeto de facilitar la reactivación económica, otorgando beneficios fiscales a los contribuyentes que destinen los fondos regularizados a instrumentos financieros tales como certificados de participación o títulos de deuda de fideicomisos, obligaciones negociales y acciones con oferta pública, entre otros.
En resumen, dadas las condiciones macroeconómicas, políticas y financieras que se avecinan como consecuencia del plan de Gobierno, el mercado de capitales aparece nuevamente como una posible alternativa de solución superadora para las empresas, tanto para financiar su capital de trabajo como para estructurar deudas de largo plazo, presentando ventajas competitivas respecto de las modalidades clásicas de financiamiento y, en este sentido, aquellas que se encuentren preparadas en el momento indicado seguramente podrán aprovechar oportunidades.
Asimismo, las empresas que acceden al mercado de capitales logran un posicionamiento y prestigio que le permite asegurar una fuente de financiamiento regular y eficiente. Y lo más importante: es tiempo de comprender que el mercado de capitales no es una opción solo para las grandes empresas, sino que presenta también numerosas oportunidades para que las PYMES puedan potenciar su negocio.