Afirmaba Humberto Maturana (1928-2021) que «los seres vivos somos sistemas moleculares que nos producimos a nosotros mismos, y la realización de esa auto-producción constituye el vivir». El biólogo chileno , con su teoría de la autopoiesis , trató de disolver dudas sobre el origen de la vida. Todo empezó en 1973, con la publicación de ' De Máquinas y Seres Vivos ', piedra angular de esta tesis, que afirma que todo ser vivo es un sistema cerrado que se está continuamente creando, junto a su discípulo Francisco Varela. 50 años después, la artista —también chilena— Mon Laferte reinterpreta esta teoría en su noveno disco, ' Autopoiética ', que ahora presenta en España con su ' Autopoiética Tour '. — Maturana decía que el punto de partida de su teoría fue tratar de responder a la pregunta «¿qué tiene que estar pasando en la interioridad de un ente para que yo pueda decir que está o no vivo?». Le recojo el guante: ¿Qué pasa en el interior de Mon Laferte para que de su interior salga un proyecto como 'Autopoiética'? — Continuamente estoy expresándome a través de lo que me interesa en el arte, sacar lo más esencial de la vida desde el punto de vista artístico. En el proceso de creación del disco cumplí 40 y fui madre; ser madre ya cambia la vida, y al llegar a los 40 hay una crisis, que no necesariamente tiene que ver con algo negativo, sino que… soy otra. ¿Hasta qué punto valgo a mis 40 años para una sociedad o una industria muy acostumbrada a la figura femenina juvenil? Entonces, claro, todo eso sucedía en mi cabeza en lo que se cocinaba este 'autopoietismo'. — ¿Sentía la necesidad de emitir un mensaje? — Sí, a mí misma. ¿Quién soy? ¿Soy una nueva versión de mí? Ya soy una señora. Punto. Y esta señora... ¿Qué? ¿Me voy a echar a morir porque ya soy una señora? No. Soy increíble y me amo en esta nueva etapa. — ¿Buscaba la provocación? — Es algo que he hecho siempre. Siento que en cada álbum, consciente o inconscientemente. Me encanta que se les mueva el piso, que sientan algo o que por lo menos se cuestionen, o que duden. La chilena siempre ha materializado en sus obras su constante contacto con la realidad de su entorno ; ese ser vivo, «continuo intercambio de elementos químicos» que describiría Maturana , y que nos presenta la artista chilena, en una combinación de tradición y modernidad. «Creo que se logró lo que yo quería en este disco, mezclar todo lo electrónico con lo más tradicional, que para mí es el origen de quien soy musicalmente». «Soy muy romántica de la música antigua porque siento que hay mucha riqueza. Aquí por ejemplo, llego a España y escucho flamenco , y me emociona, y quisiera conocer más de esta música o de cualquier ritmo o estilo tradicional. Me dan ganas de tomarlo y crear algo nuevo». En el eterno aprendizaje del 'prueba y error', de coger prestado un ritmo, un género, y reenfocar o adaptarlo al mensaje que quiere emitir, es la forma que tiene la artista de afrontar la creación artística. Atacar lo social desde sus raíces artísticas. — ¿Se considera una activista? — A veces hablo, a veces no, pero no me considero una activista. Al final prefiero estar en contacto con la realidad social a través de la música. A veces prefiero el silencio, más sabio. — Y frontalmente a ese silencio, ¿cree que hay discursos a día de hoy en la sociedad que dañan más que regeneran? — Sí. A veces me autocensuro porque siento que hay cosas que son incendiarias y que no son necesarias. No tienes que opinar acerca de todo, no eres tan importante. Es mejor mantenerte humilde en tu rincón con lo que puedes, con tu vida; a veces aportas más desde ese lugar y cuando es necesario hablar, tu voz tiene más fuerza. La fuerza de un mensaje que, a pesar de su retórica científica, esotérica, Mon Laferte se empeña en llevar a lo cotidiano: «En el día a día tienes un problema, te corta la novia, te corren de tu trabajo… Te limpias las lagrimitas, soy autopoiético, seguimos adelante». En un trabajo de introspección , pero sobre todo de contacto entre lo que ocurre, dentro y fuera, en la biología del paso del tiempo, y de la filosofía de afrontar este y otros mil problemas , Mon Laferte no sólo muestra, sino que demuestra que 'Autopoiética' es, de lejos, una forma de (re)crearse a ella misma. «Me he autosanado un millón de veces y lo seguiré haciendo, todas las personas somos mágicas y tenemos esa capacidad de crearnos todo el tiempo».
