La enorme paradoja del suceso de Pablo Aguado es que ha puesto el toreo del revés colocándolo en su sitio, que el terremoto ha sido por una naturalidad añeja que se creía perdida y que la conmoción ajena ha venido por la vía del compás y el temple propios. Un lío, una revelación, eso es lo que ha hecho Pablo Aguado en Sevilla con apenas diez corridas de toros en su haber al poner ante los ojos de todos el toreo quintaesenciado de Pepe Luis, Pepín Martín Vázquez y Antonio Bienvenida y decir, como ya cantó Curro Romero en sus dos orejas últimas en Sevilla, 'vamos a ver si esto es así'. Y así es. El último que puso el...
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