Hay personas que están tan bien instaladas en la rutina del trabajo y el esfuerzo del día a día que cuando les llega su turno de vacaciones laborales no saben qué hacer con su tiempo y se agobian más incluso que cuando tienen que cumplir con responsabilidades. Tan importante es saber trabajar como saber descansar, ya que sin un buen reposo nuestra capacidad de concentración y esfuerzo se ve empobrecida.
Es muy fácil para mucha gente aconsejarle a otras que simplemente 'se relajen y no piensen en el trabajo' mientras están de vacaciones, pero lo cierto es que muchas personas (especialmente los autónomos y los emprendedores) son las únicas responsables al mando y de quien depende el futuro de la empresa. Para ellas, no es tan sencillo desconectar totalmente de sus ocupaciones laborales durante las vacaciones.
Ya lo adelantaba el matemático y filósofo Blaise Pascal en el siglo XVI: "Todas las desgracias del hombre se derivan del hecho de no ser capaz de estar tranquilamente sentado y solo en una habitación". Y es que, efectivamente, nuestro cerebro es incapaz de 'desenchufarse mágicamente' y dejar de pensar o sentir. Especialmente para aquellas mentes que no son capaces de estar quietas, los tiempos de descaso pueden llegar a resultar incluso agobiantes.
Como máquinas que somos de producción de sentido y pensamiento constantes, descansar no pasa por entrar en 'stand by' como un ordenador o en hibernar como un oso pardo, ya que además esto es psicológicamente imposible. Descansar requiere entonces sustituir las grandes preocupaciones de la vida laboral rutinaria por otras de menor importancia y que no impliquen tantas responsabilidades.
Muchas personas buscan ocupar todo su tiempo libre durante las vacaciones para exprimir casa segundo, y eso tampoco puede ser. Tanto el cerebro como el cuerpo necesitan aminorar la marcha tan alta a la que normalmente estamos sometidos para coger impulso cuando regresemos a la vida cotidiana.
Según la legislación en España en materia de derechos laborales, los trabajadores deben disfrutar como mínimo de 22 días laborables de vacaciones al año. Dependiendo de cada empresa y convenio profesional, este derecho se puede ver ampliado incluso hasta los 30 o más días libres. Los autónomos, al no trabajar más que para ellos mismos, pueden tomarse más o menos vacaciones, pero todo lo que no trabajen repercutirá en sus ganancias y en el funcionamiento de sus negocios.
Para muchos trabajadores, sus ocupaciones les han creado un hartazgo ya crónico debido a la cantidad de horas laborales y de estrés a las que se enfrentan. En los últimos años, muchos psicólogos y terapeutas le han dado a esta quemazón el nombre en inglés de 'burnout'.
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Salir de este estado es complicado, pero la forma más efectiva suele ser organizarse bien el tiempo en función de los objetivos que se quieran lograr a corto, medio y largo plazo. Después, se deben cumplir las pautas establecidas y actuar en consecuencia. Debemos dejar tiempo para todo: para ver a la familia, para trabajar y para descansar adecuadamente. Un equilibrio sano entre todas las facetas de la vida hace que aumente la productividad y se reduzca el malestar.
La clave siempre reside en encontrar un punto medio e intentar mantener el equilibrio propio de cada uno. Al igual que no es bueno meterse a la piscina de golpe después de comer, tampoco resulta positivo pasar de 100 a 0 durante las vacaciones. No hacer nada puede estar bien para un día o dos, pero después uno siempre acaba aburriéndose.
Existen ciertas pautas recomendadas por algunos expertos psicólogos que pueden ayudarte a descansar más y mejor durante las vacaciones.
No conviene olvidarse por completo de las responsabilidades laborales durante las vacaciones, ni tampoco estar tan pendiente como en una jornada normal. Lo más recomendable consultar de vez en cuando las notificaciones del móvil o el correo electrónico, pero siempre en momentos en los que no se esté descansando o con amigos.
De esta forma, uno sigue conectado lo suficiente como para no agobiarse, pero también se permite eludir responsabilidades que no le incumben directamente, que es lo que le toca en vacaciones.
Hay quien aprovecha los periodos vacacionales para reencontrarse y pasar todo su tiempo libre junto a las personas que no pudo ver tanto durante su tiempo laboral. Es necesario ver a los seres queridos, pero luego mucha gente se queja porque dice sentirse un poco agobiada o 'sin batería social'.
Lo mejor es conocer el punto de equilibrio de uno mismo y marcar bien los límites. Es tan necesario compartir el tiempo con los demás como con uno mismo. La soledad a veces es la única buena compañera si uno se quiere eludir.
No se trata de diseñarse un esquema con las tareas extralaborales que realizar en cada minuto del día, sino todo lo contrario. Para quienes les cuesta dejar de consultar el móvil o se empeñan en no parar ni un segundo de hacer cosas, lo mejor es marcarse unos límites.
En nuestros horarios se debe incluir tanto periodos de descanso como otros de actividad, de manera equilibrada. Recuerda que sin un buen descanso, se rendirá mucho peor en el trabajo. Piénsalo de esta manera y tómate el tiempo de ocio y reparación como una parte necesaria de la vida laboral porque, de hecho, en el fondo lo es.