De vez en cuando al cargador del revólver hay que meterle una bala nueva porque si te quedas sin proyectiles y la pistola en la mano te matan. Eso lo sabemos por las películas de vaqueros, cuando en pleno tiroteo, al “matao” le quitan la canana para seguir con los tiros. Aunque se las robes al contrario, si te sirven para seguir con vida, buenas son. O a lo mejor no. Desde el chasco de VOX en las europeas y su posterior suicidio a costa de los menores inmigrantes, en el PP se frotan las manos pensado “aquí no se tira nada” y repiten el mantra de la moción de censura, que no saldrá adelante porque Sánchez no se marchará mientras le funcione la aritmética parlamentaria que le vino del cielo hace un año y que sigue intacta a pesar del último susto de Junts.
Quieran o no, los populares en ese supuesto, se encuentran, una vez más, solos porque únicamente a ellos les sirve esa estrategia de convocar elecciones cuanto antes y los de Abascal, en horas muy bajitas, nunca les apoyarán porque será regalarles el mérito de acabar con el “sanchismo”. Y no hay partido, ni habrá elecciones, porque los “socios de gobierno” se sienten extremadamente cómodos en esta eterna campaña que consiste en poner a Madrid contra las cuerdas y obtener un pequeño botín de la metrópoli.
Veremos cómo acabará este “pulsito” con ERC cuando Salvador Illa sea investido presidente de Cataluña. Junts es consciente de que la única manera de que “El señor del capó” vuelva a España pronto pasa porque nunca haya un Gobierno del PP y Vox. Un año después del 23-J, nada cambia en el horizonte parlamentario, eso lo saben en la Moncloa, donde con la boca pequeña aplauden que sean sus secuaces los que marquen el paso de la legislatura y disfrutan en silencio observando que la bancada de la oposición conservadora no deja de disparar con balas de fogueo, las tire quien la tire, mientras acabamos el almanaque.