“Cuando el miedo llegue a tu puerta, deja que la fe abra la puerta”
En Venezuela, el miedo se ha convertido en una herramienta política esencial para que el régimen de Nicolás Maduro se mantenga en el poder. A través de diversas tácticas, ha buscado crear un ambiente de zozobra que paralice a la población y anule cualquier intento de la oposición. Esta estrategia, lejos de ser nueva, ha encontrado en los tiempos recientes un terreno fértil para florecer, gracias a las acciones y declaraciones de figuras clave dentro del oficialismo y de la Plataforma Unitaria Democrática.
El principal objetivo de Maduro es sembrar el miedo en el pueblo para evitar que se movilicen en su contra, especialmente durante la elección este 28 de julio. La creación de un ambiente de terror y desconfianza es fundamental para mantener el control social y evitar la pérdida de poder. La lógica es simple: una población atemorizada es menos propensa a actuar en contra del régimen, ya sea mediante protestas o en las urnas.
Uno de los principales artífices de esta estrategia del miedo es Jorge Rodríguez. A través de sus declaraciones, el presidente de la Asamblea Nacional madurista ha intentado pintar a María Corina Machado y todo su equipo como actores de sabotaje y terrorismo, buscando así aumentar el temor entre los ciudadanos. La narrativa es clara: cualquier intento de la oposición no solo es inútil, sino peligroso. De este modo, el venezolano común se ve atrapado en un estado de miedo constante que desincentiva la participación política.
El ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, también contribuye a la campaña de miedo dentro de la FANB. Ha abordado el tema polémico que supuestamente propone la oposición: eliminar las Regiones Estratégicas de Defensa Integral (REDI), las Áreas de Defensa Integradas (ADI), las Milicias y, en general, el llamado Sistema Defensivo Territorial.
María Corina salió al paso y desmanteló esta narrativa. Aseguró que para que se dé una guerra civil se necesitan dos bandos enemigos y en Venezuela solo hay un pueblo que clama por un cambio político. Según la líder de Vente Venezuela, los militares no dispararían contra el pueblo, pues son quienes más desean la paz. Esta perspectiva busca mantener la esperanza en los ciudadanos y deslegitimar el uso del miedo como herramienta de control social.
Maduro no confía plenamente en la Fuerza Armada Nacional. Es conocido que desarma a los militares antes de las reuniones y los eventos en los que participa, temiendo posibles atentados. La mayoría de los miembros de la fuerza armada se sienten presionados y manipulados para respaldar al régimen, lo que demuestra una fractura interna significativa dentro del aparato de seguridad del Estado.
Nicolás Maduro se jacta de contar con el apoyo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y de los cuerpos de seguridad, aunque no del pueblo. Sin embargo, el respaldo militar no es genuino, motivo por el cual tiene al ministro de la Defensa haciendo campaña dentro de la institución.
Freddy Bernal, gobernador del Táchira, tiene un papel crucial en la implementación de la estrategia de miedo mediante el uso de grupos civiles armados, como Unidas Populares para la Paz. Estos grupos, muchos de ellos miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y guerrilleros colombianos, han reemplazado en gran medida las funciones militares tradicionales. La deserción de los colectivos que solían apoyar a Maduro ha llevado a Bernal a mostrar a estos civiles armados como una nueva demostración de fuerza por parte de la “robolución”.
El estado Táchira es un claro ejemplo de la grave situación de control ejercido por los guerrilleros del ELN. Esta región se ha convertido en un territorio donde el miedo y la violencia son herramientas cotidianas para mantener el control sobre la población. Sin embargo, en la visita de María Corina al estado andino el pueblo se lanzó a las calles sin importarle el control del territorio por los grupos paramilitares. Según los asistentes al acto, “no tuvo parangón”.
En este contexto de miedo y desconfianza surgen especulaciones sobre las posibles acciones futuras de Maduro & Co. Existe la posibilidad de que intente negociar su salida del poder, excluyendo a figuras como Diosdado Cabello, quien es visto como uno de los más asustados y peligrosos dentro del régimen.
Por otro lado, la aparición del movimiento Futuro, liderado por Héctor Rodríguez, plantea la posible eliminación del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). En este escenario, los hermanos Rodríguez desempeñarían un papel clave debido a su importancia y lealtad a Maduro.
En resumen, la estrategia del miedo implementada por Nicolás Maduro & Co. es una maniobra desesperada para mantener el control en un país que clama por cambio. Las declaraciones y acciones tanto del régimen como de la oposición reflejan un complejo juego de poder donde el miedo y la esperanza se enfrentan en una lucha constante.
El futuro de Venezuela dependerá de la capacidad del pueblo para superar este miedo y centrarse en el cambio que tanto anhelan para lograr la reunificación familiar y una sociedad libre, digna, justa y democrática. Una visión que ya comparte la sociedad venezolana y que ha quedado demostrado en la gira nacional de Edmundo González y María Corina Machado. No así Maduro & Co., que están endemoniados porque los venezolanos ya no les temen y se lo gritarán el domingo con el voto en su contra.
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