Hay quienes piensan que se deja de ser joven cuando el planazo de la semana es ir a Ikea, cuando te hace ilusión que te regalen toallas o sartenes o cuando la mayor preocupación es que la declaración de la renta te salga 'a pagar'.
Los más optimistas piensan que ese momento de transición llega más tarde coincidiendo con la jubilación o con la llegada del primer nieto. Sin embargo, la ciencia por fin ha resuelto la duda y ha confirmado cuando una persona deja de ser 'joven' para ser considerada 'madurita' o directamente 'vieja'.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que biológicamente, el envejecimiento se debe a la acumulación de diversos daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo, lo que provoca un deterioro gradual de las capacidades físicas y mentales, un aumento en el riesgo de enfermedades y, finalmente, la muerte.
Esta cuestión ha sido objeto de múltiples investigaciones, en concreto por científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford. En su estudio, descubrieron que las proteínas en la sangre juegan un papel crucial en el envejecimiento. Analizando los niveles de proteínas en más de 4.000 participantes, dividieron el proceso de envejecimiento en tres etapas:
Según este estudio, la vejez comienza a los 78 años. Por otro lado, la OMS considera que la vejez empieza a los 74 años, y a partir de los 90 años se entra en una vejez avanzada. La OMS también señala que el envejecimiento no solo implica cambios biológicos, sino que también está relacionado con transiciones vitales como la jubilación, el cambio de residencia y la pérdida de amigos y parejas.
Aunque tarde o temprano llega el envejecimiento, todos preferimos que sea más bien tarde que temprano. Existen hábitos que podemos adoptar para vivir esta etapa con ilusión y autoestima. Pero sobre todo, para parecer en aspecto y actitud mucho más joven.
La hidratación es clave para mantener una piel saludable y radiante, especialmente a medida que envejecemos. Para lograrlo, es fundamental utilizar cremas hidratantes que contengan ingredientes como ácido hialurónico, glicerina y ceramidas. Estas sustancias ayudan a retener la humedad en la piel. Además, es importante beber al menos 8 vasos de agua al día para mantener la piel hidratada desde el interior.
Evitar duchas muy calientes es otro aspecto crucial, ya que el agua caliente puede eliminar los aceites naturales de la piel. Opta por duchas tibias y limita el tiempo de exposición al sol. Por último, utilizar protector solar diariamente es esencial para proteger la piel de los daños causados por los rayos UV, que pueden acelerar el envejecimiento.
Mantenerse hidratado y activo es fundamental para un buen estado físico y mental. Las actividades cardiovasculares como caminar, correr o nadar mejoran la salud cardiovascular. Los ejercicios de resistencia ayudan a mantener la masa muscular y la densidad ósea, mientras que actividades como yoga o pilates pueden mejorar la flexibilidad y prevenir caídas.
Una dieta equilibrada es esencial para mantener un buen estado de salud. Consumir alimentos ricos en fibra como frutas, verduras, legumbres y granos enteros ayuda a la digestión y previene problemas como el estreñimiento. Incluir grasas saludables en la dieta, como las que se encuentran en el aguacate, el aceite de oliva, los frutos secos y el pescado, ayuda a mantener la salud del corazón y del cerebro.
El corte de cabello adecuado puede hacer una gran diferencia en cómo nos vemos. Para las personas mayores, una media melena puede ser especialmente favorecedora. Evitar el cabello muy largo es recomendable, ya que puede perder volumen y brillo con la edad, haciendo que se vea más delgado y sin vida. Además, el cabello largo puede acentuar las características faciales de envejecimiento.
Las actividades sociales y el tiempo de calidad con uno mismo son cruciales para el bienestar emocional. Salir con amigas, ir a comer, tomar café o ir de compras son excelentes formas de mantenerse conectado y reducir el estrés. Participar en talleres, como clases de cerámica, puede ser muy estimulante y una buena manera de conocer gente nueva. Además, dedicar tiempo a actividades que disfrutes y te relajen, como leer, meditar o darte un baño relajante, es fundamental para el autocuidado.
Vestirse a la moda puede influir positivamente en cómo nos sentimos y cómo nos perciben los demás. Mantente actualizada con las últimas tendencias de moda a través de revistas, redes sociales o programas de televisión. Elige piezas que te hagan sentir cómoda y segura, y que resalten tus mejores características. Invertir en básicos de buena calidad que sean versátiles y atemporales también es una buena estrategia.
Incorporar estos hábitos no solo mejorará tu apariencia exterior, sino que también te hará sentir más segura y feliz. Recuerda que el cuidado personal es una inversión en tu bienestar general.