Desde hace ya un tiempo, sorprende que la ONU, en su ámbito dedicado a los derechos de los menores, acuse al Vaticano de pasividad en la lucha contra los abusos sexuales a jóvenes. Parece que esos responsables lumbreras de la ONU ignoran la batería de medidas que la Santa Sede viene tomando desde hace años para remediar esas conductas.