La inquietud se apodera de algunos morenistas de los llamados “puros” ante el hecho de que, a partir del 1 de octubre, su partido político se quedará huérfano, al prescindir de su creador, líder y mecenas, que se retirará de la política en su finca de Tabasco.
Dice la conseja popular que cuando “la perra es brava, hasta a los de la casa muerde”, y eso es precisamente lo que ocurre en los terrenos del Movimiento de Regeneración Nacional, que vive siempre en medio del conflicto por la belicosidad de sus huestes y no solo eso, sino que ahora que están en la víspera del relevo de Mario Delgado, se están moviendo las aguas para llevarlas a su molino.
Morena con AMLO es uno, y sin él, es otro; y ese será uno de los grandes retos que también tendrá por delante Claudia Sheinbaum, quien, obviamente, estará más enfocada a gobernar el país, que en cuidar que las vacas no se le salgan del redil partidista.
Se habla de Luisa María Alcalde como sucesora de Delgado y, ello de suyo, compromete los destinos de Morena, en virtud de la nula experiencia que tiene la titular de Segob en las lides partidistas y, sobre todo, tendrá que lidiar con liderazgos regionales que van desde los 24 gobernadores de Morena y aliados, hasta munícipes, legisladores locales y federales y toda clase de especímenes que buscarán no solo mantener sus cotos de poder, sino darle una mordida más grande al pastel.
Mario Delgado pudo pastorear a sus correligionarios merced al liderazgo de López Obrador; sin embargo, cuando ellos ya no estén, pues será una misión digna de Tom Cruise, mantener el control de Morena y, sobre todo, conservarlo en esa línea ganadora.
Hay viejos lobos de mar rondando para hacer tropezar a Luisa María Alcalde y eso lo sabe la secretaria general de Morena, Citlalli Hernández, quien en un claro gesto de búsqueda de la unidad, desistió de buscar la presidencia de ese organismo en aras de conservar la paz interna y con ello evitar “disputas acaloradas”.
Sin embargo, este gesto de buena voluntad no ha serenado los ánimos de otros liderazgos que existen al interior de esta franquicia política, por lo que la presidenta de México deberá tener un enlace (afín a ella, y no impuesto por su mentor) con el partido que le permita manejarlo al tiempo de contener a tiempo los encontronazos y hasta las escisiones que pudieran ocurrir.
En momentos en que el PRD y el PRI están en desgracia, pues varios de sus militantes que han quedado en la orfandad política buscan a toda costa refugio en Morena y ello, aparentemente, desplazaría a cuadros morenistas que tienen más mérito para alcanzar puestos de representación popular. Eso se llama oportunismo que ronda en el crecimiento del morenismo.
Desde luego, no estamos diciendo que Claudia Sheinbaum no tenga la capacidad de asumirse como líder moral de Morena y de mantener a raya a esos morenistas puros que intentaron imponerse, por ejemplo, cuando ella era jefa del gobierno capitalino o ya en campaña, tal como pasó con Martí Batres, quien le jugó las contras y bueno, los resultados están a la vista, al no ser considerado por la doctora en alguna posición relevante dentro de su gabinete.
Pero, insistimos, la enorme carga de responsabilidades que tendrá la presidenta le hará prácticamente imposible estar operando en Morena para mantener el control y preservar la inercia ganadora para constituirse como una fuerza hegemónica para las próximas décadas.
La propia Citlalli Hernández está preocupada, en primera instancia, porque no confronten los militantes por culpa de los liderazgos que le puedan disputar la presidencia del partido a Alcalde, y en segundo lugar, que el propio Consejo Nacional de Morena avale su elección en el Congreso Nacional que se hará en septiembre.
Por lo pronto, se está definiendo la convocatoria para cubrir la presidencia y la secretaria general del partido, además de cinco secretarías internas que deberán renovarse, debido a que sus titulares obtuvieron un cargo en la administración pública.
En lo personal, dudo mucho que AMLO se retire a escribir sus memorias y menos dejar a Morena al garete, por lo que seguirá tejiendo fino desde el retiro a través de interpósitas personas, entre las que destacan sus hijos.