Gustavo Quino Quispe, profesional de la UNI y oriundo de Lima, alcanzó logros académicos notables a pesar de los desafíos socioeconómicos que enfrentó desde su infancia en Villa María del Triunfo. De padres provenientes de Cusco y Apurímac, Quino, motivado por sus circunstancias, ingresó a la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) en su primer intento a los 17 años, convirtiéndose en ingeniero mecánico.
Hace un año, Gustavo se unió al Imperial College London como profesor en la Facultad de Aeronáutica. Esta institución, reconocida como la sexta mejor universidad del mundo según el QS World University Rankings 2024, le brindó la plataforma para enseñar y continuar su investigación en análisis estructural y materiales.
En su rol actual, Gustavo imparte cursos de mecánica e ingeniería aeronáutica a estudiantes de primer y segundo año. Además, supervisa a estudiantes de pregrado y maestría, y está enfocado en crear y liderar un grupo de investigación dedicado al estudio del comportamiento mecánico de materiales avanzados en condiciones extremas.
Durante su tiempo en la UNI, Quino participó activamente en proyectos estudiantiles y culturales. Fue miembro del Centro Cultural Folklórico de la UNI (FOLKUNI), donde aprendió a tocar música andina, específicamente la quena. Su dedicación al estudio y su participación en actividades extracurriculares lo llevaron a ser parte del proyecto Chasqui 1, el primer nanosatélite diseñado y construido en Perú.
Además de sus estudios, Gustavo debía dedicar largas horas al transporte público para llegar a la universidad, un esfuerzo que considera intenso pero enriquecedor. Esta experiencia, junto con su participación en diversos congresos y concursos, moldeó su carácter y sus aspiraciones profesionales.
En una entrevista con La República, Quino comentó que al concluir su carrera en 2009, buscaba oportunidades para continuar su formación académica en el extranjero. Su objetivo era vivir en una sociedad con una cultura diferente y enriquecer su vida personal y profesional. Esta búsqueda lo llevó a Arabia Saudita, donde obtuvo una beca completa en la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá (KAUST). Esta beca incluía estadía, estudios y un estipendio mensual, lo que le permitió concentrarse en su maestría en Ingeniería Mecánica.
Tras completar su maestría, aspiraba a realizar su doctorado. Aunque inicialmente no fue aceptado en la Universidad de Oxford, un profesor de la misma institución lo contactó para ofrecerle otra oportunidad. Gustavo ingresó a Oxford con todos los gastos pagados, y destacó por su dedicación y capacidad en un entorno altamente exigente.
En menos de dos años, completó su doctorado y continuó como investigador en la Universidad de Bristol. Allí, trabajó en el Centro de Investigación en Materiales Compuestos, uno de los más grandes de Europa, y participó en proyectos financiados por la multinacional Boeing. Su trabajo se centró en el análisis de materiales avanzados para aplicaciones en la industria aeronáutica, marina y espacial. "Desde el día uno empiezas de lleno a trabajar en tu proyecto de investigación (…) tiene un nivel de dificultad muy grande. Hacer el doctorado es bastante desafiante", señaló.
