Sin tener aún la candidatura presidencial de manera oficial, la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, ha mostrado un mejor desempeño que el aún presidente Joe Biden, quien renunció a buscar la reelección, según muestran encuestas de opinión pública de ese país.
Es por eso que ahora Kamala Harris será un blanco constante de ataques por parte de Donald Trump, quien ya en las elecciones previas desató una andanada de ataques contra la vicepresidenta, con expresiones racistas y misóginas.
Pero Donald Trump no va solo en la oleada de ataques contra Kamala, pues grupos y políticos conservadores se han sumado a estos, al calificar a la vicepresidenta como ‘zar de la frontera’, con la finalidad de vincularla con uno de los temas que más le reditúan a la retórica republica: la migración.
Los intensos ataques que ha sufrido hasta ahora son solo una muestra de lo que enfrentará una vez que sea designada candidata presidencial de los demócratas, pues se medirá a un tipo como Donald Trump que es hábil para difamar y para defenderse políticamente, fórmula que le ha funcionado para vencer a sus rivales políticos.
Sin embargo, Trump no la tendrá tan fácil como parecía estaba ocurriendo con Joe Biden, ya que Harris también es hábil en retórica que le permitirá defenderse en la pelea electoral.
El carácter de Trump genera un desprecio duradero entre los liberales, pero esos votantes respaldarán al candidato demócrata.
Conforme se acercaba la elección de 2024, Donald Trump y sus aliados conservadores dieron una muestra de su gran retórica política, al lograr convencer a sus seguidores de que el candidato republicano no tuvo un mal manejo de la pandemia de COVID-19 cuando fue presidente, además de estar de acuerdo con él que las elecciones de 2020 le fueron robadas por Biden.
Y en su deporte favorito, el pasado 20 de julio, Donald Trump encabezó un mitin en Grand Rapids, Michigan, donde constantemente insultó a Biden llamándolo “estúpido” y burlándose de su coeficiente intelectual, además de decir que Kamala Harris es una loca.
“Yo la llamo Kamala la que ríe”, dijo Trump a la multitud. “Se puede saber mucho por la risa. Ella está loca. Está chiflada”.
Los demócratas se movieron rápidamente para proyectar a Kamala Harris como un peso pesado de la política exterior, buscando neutralizar una línea de ataque republicana y abordar las preocupaciones de los votantes sobre su capacidad para enfrentar los desafíos más espinosos del mundo.
El secretario de Estado, Antony Blinken, la elogió como una “voz líder” que hace “preguntas penetrantes” en las deliberaciones de la Sala de Situaciones. Un coro de exaltos funcionarios estuvo de acuerdo y firmó una carta en la que decía que no requeriría “capacitación en el trabajo”.
“Durante los últimos tres años y medio, la vicepresidenta Harris ha desempeñado un papel fundamental en la restauración del liderazgo global de Estados Unidos en todo el mundo”, afirmó el grupo.
Las medidas buscan mejorar la imagen de Harris antes de que se enfrente a su mayor prueba diplomática hasta el momento, cuando se reunirá el jueves con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Si bien se ciñe a la política del presidente Joe Biden, Harris ha sido ligeramente más crítica con Israel que su jefe, cuyo apoyo ha sido inquebrantable.
Esa reunión puede dar a los votantes una primera pista sobre si Harris, de 59 años, llevará a cabo su campaña en total sintonía con la de Biden o buscará diferenciarse del presidente. También marcará el inicio de sus esfuerzos por salir de la sombra de Biden en política exterior, un área en la que tiene mucha menos experiencia y no ha sido una persona que toma decisiones.
La gestión de Biden de la guerra en Gaza ha dividido profundamente a los estadounidenses y no ha logrado apaciguar la ira de los votantes que simpatizan con Israel o los palestinos. Los votantes registrados en siete estados clave confían más en Donald Trump que en Biden en cuestiones que van desde China hasta Ucrania e Israel, según una encuesta de Bloomberg News-Morning Consult realizada antes de que Biden anunciara que abandonaría su candidatura a un segundo mandato.
Los críticos republicanos describen a Harris como una izquierdista radical que no logró asegurar la frontera ni detener la inmigración ilegal. Pero Biden le pidió que se ocupara de los acontecimientos en América Central, no de la seguridad fronteriza. Su carrera temprana, así como su candidatura presidencial en 2020, muestran que encajaba bien en la corriente principal de su partido en la mayoría de los principales temas mundiales, desde Rusia e Irán hasta China y el comercio.
Harris ha sido más crítica con la conducta de Israel en Gaza, utilizando un lenguaje más fuerte antes que Biden para denunciar las muertes de civiles y condenar la violencia perpetrada por colonos extremistas en Cisjordania.
En marzo, Harris pidió un “alto el fuego inmediato” durante seis semanas para facilitar un acuerdo sobre la toma de rehenes, mientras hablaba en un acto conmemorativo celebrado en un monumento a los derechos civiles en Selma, Alabama. Aunque la política era habitual, la elección de palabras marcó un cambio notable en la retórica del gobierno sobre la guerra.
Con información de The Conversation y Bloomberg