Un chef ruso que vive en Francia desde hace 14 años ha sido detenido bajo sospecha de conspirar con una potencia extranjera para organizar actos de «desestabilización» a «gran escala» durante los Juegos Olímpicos de París, según informa el periódico galo 'Le Monde'. El hombre, de 40 años, fue arrestado el pasado domingo durante una redada en su apartamento en el centro de París, donde se encontró, según informes, un documento vinculado a una unidad de fuerzas especiales rusas de élite que opera bajo el mando del FSB, heredero del KGB. Este chef, formado en una escuela de cocina parisina y participante de algunos programas de telerrealidad, está investigado por compartir «información con una potencia extranjera con el fin de provocar hostilidades en Francia», un delito que se castiga con 30 años de prisión. No obstante, las autoridades sospechan que el supuesto complot no estaba relacionado con el terrorismo. El hombre, cuyo nombre no ha sido revelado, fue puesto en prisión preventiva . Por su parte, los fiscales de París explicaron que el registro del apartamento del ciudadano ruso se llevó a cabo a petición del Ministerio del Interior francés. Los agentes encontraron indicios que sugerían que el hombre estaba preparando un «proyecto de gran envergadura» que podría haber tenido consecuencias «serias» durante las tres semanas de juegos. 'Le Monde' informó de que los servicios de inteligencia habían escuchado una llamada hace dos meses entre el individuo y un agente de los servicios de inteligencia rusos en la que el sospechoso había declarado que los franceses iban a «celebrar una ceremonia de apertura como nunca antes ha habido». Sin embargo, no han trascendido detalles sobre la naturaleza de la supuesta conspiración para desestabilizar los juegos. Este cocinero llegó por primera vez a Francia en 2010 y pasó un tiempo en Courchevel, una estación de esquí popular entre la élite rusa, donde trabajó en un restaurante con estrella Michelin , antes de partir hacia París en 2012. Según correos electrónicos de septiembre de 2012 a los que tuvo acceso 'Le Monde', el sospechoso le había dicho a su casera que regresaba a Moscú para trabajar como funcionario del Gobierno ruso, pero en abril de 2013 participó en una jornada de formación cívica, un paso obligatorio para la integración en Francia.